26º EJERCICIO PARA HACER- PARA MORIRSE DE MIEDO
28-10-07
De: Jitanjáfora16 (Mensaje original) Enviado: 28/10/2007 1:01
Consigna:
=> Escribe un texto en prosa o en verso utilizando las "Palabras para tener miedo" que te propongo y las que puedas agregar a la lista.
Trata de crear un ambiente terrorífico para ambientar y darle un clima adecuado a la fecha de Halloween y del Día de los Muertos o de los Difuntos.
PALABRAS PARA DAR MIEDO
maldad - crueldad- perversidad- oscuridad- sombrío-
lóbrego- tenebroso- lúgubre- fúnebre- pavoroso-
espeluznante- desolado- agonía- escalofrío- pozo-
cavidad- ciénaga- vacío- escalón- páramo- sepultura-
tumba- cementerio- ruina- lápida- sepulcro- panteón-
cripta- trueno- relámpago- tormenta- borrasca- vendaval- niebla- bruma- llamas- fuego- crepitar- rechinar- chirriar-
estertor- quejido- miedo- temor- horror- tormento- sospecha- pánico- sobresalto- pavor- espanto- gótico- desesperación-
consternación- murmullo- grito- lamento- aullido- bruja-
fantasma- aparecido- maldición- araña- esqueleto- estertor-
Franz Kafka
La metamorfosis (fragmento)
" Cuando Gregorio Samsa despertó aquella mañana, luego de un sueño agitado, se encontró en su cama convertido en un insecto monstruoso. Estaba echado sobre el quitinoso caparazón de su espalda, y al levantar un poco la cabeza, vio la figura convexa de su vientre oscuro, surcado por curvadas durezas, cuya prominencia apenas si podía aguantar la colcha, visiblemente a punto de escurrirse hasta el suelo. Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una agitación sin consistencia. "
El Poder de la Palabra
www.epdlp.com
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1878
PESADILLA
Marta 28/10/2007
Sobre una tumba sin dueño,
desolada,
en el escalón de la noche
encendía yo mi muerte
creyendo ver volar murmullos,
aun algunos esperpentos.
Rememoré tormentos y agonías.
Hoy siento el pavor del umbral
y sé que acarrearé sobresaltos eternos.
Lamento instantes de dudas
en la cavidad de un hechizo.
Se indignaron los caínes
y yo me apagué en mi sepulcro
tras un rechinar de dientes
y el aullar de fieras.
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 28-10-07
De: Mariam_1791 Enviado: 28/10/2007 4:52
Era una noche tenebrosa: 2 de noviembre, las hojas secas arañaban las baldosas en extrañas circunferencias la escases de luz formaba figuras oscuras en los muros, todo era silencio, sólo la voz gimiente del viento susurraba entre las grietas vacías de los nichos tras el muro blanco. La calle a esas horas de la noche lucía desolada, una densa y extraña oscuridad caía en un tajo recto, desde el cielo gruesos nubarrones se cernían sobre el poblado amenazando tormenta. Nada se movía a pesar del lúgubre gemir del aire.
Mario: se envolvió los brazos en un movimiento involuntario. No sentía frío, ni
molestia alguna, extrañeza quizás; por el ambiente lóbrego del páramo, debía haber
habido un apagón general, las farolas de la callejuela embaldosada estaban apagadas.
No lograba entender que hacía vagando por ese lugar, la reja enmohecida con un
gemido espeluznante respondió al impulso de su mano cuando entró, el paraje tras el muro era más raro aún, ahí debió haber un terremoto, largas losetas grises de
concreto alzaban sus picos como queriendo alcanzarlo, las hojas de los abetos se
acumulaban haciendo más notorio el abandono del parque, una lechuza pasó casi
rozando su cabeza sin importarle su presencia se detuvo a unos pasos de Mario:
lanzó un chillido agudo, luego voló hasta un árbol cercano con las raíces
descubiertas. De pronto se sintió cansado, la pesadez de sus pies apenas rosaban la
hojarasca de los cipreses, la hierba reseca no hacía ningún sonido bajo su peso...
! Qué extraño ¡ Mario se sentó en una raíz saliente donde la lechuza se posara unos
segundos antes, de pronto un canturreo como un susurro lejano llamó la atención
De Mario, un hombre envuelto en una capa terrosa y una pala al hombro caminaba
directo hacia Él. Mario se puso de pie, tal vez ese hombre pudiera orientarle para ir
a un lugar más habitado, sonrió afablemente y saludó al hombre apenas estuvo a su
alcance, pero el hombre sin contestar pasó de largo sin molestarse en darle una
ligera mirada, Mario: se desconcertó por un momento, quizás el hombre de la pala
era ciego--se dijo ¿Ciego? pero desde luego un ciego no andaría sólo por ahí con esa seguridad al andar sorteando las grises lozas levantadas. en cualesquiera de los
casos habría al menos escuchado su voz.
¡Qué estaba sucediendo! ¿Se habría tomado algún bebedizo de brujería y se habría
hecho invisible? No pudo contener una risotada de su ocurrencia, luego se dejó caer
sobre la raíz de nuevo, desalentado miró los alrededores, nada, sólo él y ese paraje
desierto sin luz, sin luna, ni estrellas, y para colmo hasta las lechuzas lo ignoraban.
Un impulso lo obligó a ponerse de pie, ahí frente a él se alzaba la imagen borrosa de
una cruz de madera carcomida medio hundida entre las hierbas, vencido por el
cansancio dormitó recostado sobre el tronco áspero del árbol, sin conciencia del
tiempo transcurrido, cuando abrió los ojos se miró tendido en el piso bajo la cruz
apolillada. de un salto se puso de pie. ¿ Cómo había llegado hasta ahí? Vagamente
recordaba haber dormitado recostado en el tronco del árbol, entonces sus ojos se
posaron en la inscripción de letras y números romanos, el sobresalto que sufrió
no sabría describirlo en palabras, un temblor incontrolable, y un profundo vacío en
el estómago le hizo caer de rodillas.
Mario Rabeles XIII DE VIII MIXXXXII
Recuerdo de tú familia. Descanse en paz.
Mariam
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