BIENVENIDOS AL BLOG CON LOS APUNTES DE LIBÉLULA desde el 18 de enero de 2009


BIENVENIDOS AL BLOG CON LOS APUNTES DE LIBÉLULA INICIADO EL 18-01-09


EL
18 DE ENERO DE 2009 COMENCÉ A POSTEAR LOS EJERCICIOS REALIZADOS EN EL TALLER LITERARIO DE *EL CLUB DE LOS POETAS VIVOS*, UN GRUPO DE MSN, QUE ME QUEDARON DE RECUERDO DE AQUELLA ÉPOCA INOLVIDABLE, MUY CREATIVA Y DE GRAN AMISTAD.

Después de publicar los ejercicios literarios, me dediqué a postear textos que me interesaron por su contenido sobre diversos temas humanísticos.

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lunes, 22 de diciembre de 2014

113. Capilla de Rodríguez (1662) versus Villa Ascasubi (1889)



http://huellasdelavilla.blogspot.com.ar/

Villa Ascasubi (1889-2010) celebró 121 años, aunque sus orígenes se remontarían a 1662

El pasado 25 de septiembre de 2010, el pueblo cumplió 121 años desde que su denominación pasó a ser Villa Ascasubi. Sin embargo, fuentes documentales testifican la existencia de una capilla y de habitantes en esta zona en 1662, por lejos, la más longeva de la región. Remodelada por Juan Francisco Rodríguez, entre 1727 y 1728 la población pasó a llamarse Capilla de Rodríguez.

 La historia de Villa Ascasubi encuentra sus primeros archivos documentales en el siglo XVI, de acuerdo a una exhaustiva investigación realizada por el historiador y ex intendente de la localidad, José Alberto Suescun -ya fallecido-, aunque el pasado 25 de septiembre la población celebró recién el 121º aniversario.
 Si bien Suescun no alcanzó a publicar ningún libro aunque sí un capítulo en la recopilación En el tiempo (editada por Bellvigraf y publicada en 1998), encontró fuentes documentales de enorme trascendencia para conocer el origen de Villa Ascasubi.
 Según esa información, Villa Ascasubi surge para la historia europea como Capilla de Rodríguez en la segunda mitad del siglo XVI, recostada sobre el margen sur del río Ctalamochita.
 Se cuenta en los libros de historia que en 1585, una extensa área donde se ubica actualmente Villa Ascasubi fue entregada a Juan Rodríguez, un colaborador de Jerónimo Luis de Cabrera, quien había fundado Córdoba en 1573.
 Décadas más tarde, uno de sus descendientes, Francisco Rodríguez Cordero, impulsaría la construcción de una capilla sobre la margen norte del por entonces caudaloso río Ctalamochita.
 Los datos históricos que pudo recopilar
Suescun dicen que por el 1660 ya estaba en pie esa capilla. Se supone que desde esa fecha el lugar se comenzó a denominar Capilla de Rodríguez.

El descubrimiento del río Tercero
 En el citado libro, Suescun menciona que el descubrimiento del río Tercero por un puñado de españoles se realizó al mando de Francisco César, en 1528. La expedición de César fue penetrando por el río de la Plata, Paraná y Carcarañá, hasta arribar al río Tercero. Tres de sus expedicionarios desaparecieron, dos murieron y uno retornó al Alto Perú.
 En 1545, una fuerte columna española, a las órdenes del capitán Francisco Mendoza, arribó a la margen izquierda de un gran río, que bautizaron Amazonas (hoy Tercero). Diego de Rojas había explorado la región en 1542, pero murió en un encuentro con los indios en Santiago del Estero, según Suescun, motivo por el cual asumió su lugar el capitán Mendoza.
 “Mendoza llevó a sus compañeros hasta ese río Amazonas, donde levantaron un Asiento Real o Pucará, designado después Malaventura, situado cerca de las nacientes”, agrega el historiador en la obra. “Desde ese lugar, el capitán resolvió salir a explorar al este hasta el río de la Plata (Paraná) en busca de los españoles”, añade luego.
 En el Real, Mendoza dejó a 70 de sus soldados al mando del capitán Nicolás Heredia y, con un centenar de hombres, cruzó la costa sur del río Tercero y avanzó 400 kilómetros, por donde más tarde se alzarían Villa María, Cárcano, Fraile Muerto (hoy Bell Ville), Tres Cruces y Saladillo. A la vera de Cruz Alta, entró en el actual territorio de la provincia de Santa Fe y, siguiendo el Carcarañá, enderezó hasta los cañadones del río Paraná y acampó en el Fuerte Sancti Spíritu. Mientras duró su ausencia, los comechingones, en 30 días, asaltaron cuatro veces el reducto del Real. Los 70 defensores no tuvieron hora de descanso para contener a los aborígenes, motivo por el cual, ante tanta desesperación, designaron al lugar Malaventura.

La fundación de Córdoba
 Posteriormente, el 20 de septiembre de 1571, Jerónimo Luis de Cabrera fue designado “Gobernador y capitán general de las provincias de Tucumán, Juríes y Diaguitas por don Francisco de Toledo, virrey del Perú”, y tomó posesión de su cargo el 17 de julio de 1572. “La misión era poblar y fundar en el valle de Salta, en la parte y lugar que le pareciere mejor convenir, un pueblo de españoles”, prosigue Suescun. Jerónimo Luis de Cabrera emprendió viaje al sur y llegó a las márgenes del río Suquía el 24 de junio de 1573 y lo denominó río San Juan, por haberlo conocido el día de San Juan. “No obstante, en el acta de fundación dice río Suquía”, estipula el historiador.
 La ciudad de Córdoba fue fundada el 6 de julio de 1573 por el mismo Jerónimo Luis de Cabrera, quien luego emprendió una expedición con 40 soldados hacia el Paraná, pasando por este territorio, porque tenía anuencia del rey Felipe de España para fundar poblaciones hasta el Paraná. En septiembre, fundó sobre el emplazamiento de Sancti Spíritu el puerto de San Luis de Córdoba, donde chocó con la expedición naviera de Juan de Garay, que venía remontando el Paraná para fundar un puerto. Tras este cruce, Garay fundó el 15 de noviembre de 1573 el Puerto de Santa Fe, retornó al sudeste y fundó la ciudad de Buenos Aires por segunda vez. En tanto, Cabrera retornó al oeste y refundó la ciudad de Córdoba. Posteriormente, Cabrera firmaría tres decretos con los cuales funda el libro de merced de tierras, le asegura tierras o lotes a sus soldados en Córdoba y crea el escudo de Córdoba.
 En 1585 se le concedió merced de tierras a Juan Rodríguez y en 1628, por Cédula Real, se crea la primera aduana seca en Pampayasta (Yucat).
 El historiador Raymundo Chaulot, en su artículo Capilla de Rodríguez es un símbolo de fe y muestra de la acción de los conquistadores, afirma: “El puerto de Buenos Aires, centro de las comunicaciones marítimas con España, determina el abandono definitivo del puerto de San Luis y la comunicación terrestre con el camino de la costa del río Tercero que, a su vez, se ramifica para Chile, Córdoba y Tucumán y sobre el que en 1628, establecióse la aduana seca de Córdoba sobre el paso Coronado en Pampayasta”. De esta forma, se podía apreciar “la gran importancia del río Tercero dentro de los principales acontecimientos de la conquista y de la ocupación, por ambas corrientes del río de Solís y del Perú, que dicha arteria ha conservado durante la colonia y se ha perpetuado hasta hoy dentro de la relatividad de los progresos nacionales”, de acuerdo a Chaulot.

La primera Capilla de Rodríguez
 “En 1660 se habría construido la primera Capilla de Rodríguez, no se cuenta con fecha cierta, pero sí tenemos documentos que dicen que el primer párroco de dicha capilla fue Francisco Benegas, que asumió en 1662 y estuvo hasta 1683”, escribe Suescun.
 Tras 11 años sin cura, en 1694 fue designado el padre Antonio Vélez y Herrera, que ejerció hasta 1723. Tras esta fecha, los historiadores coinciden en que la capilla debe haber sido destruida por los indios.

La reconstrucción
 El 21 de noviembre de 1678, se le concede merced de tierras al sargento Bartolomé Rodríguez en el lugar que los aborígenes llamaban Pugio y Choe.
 En 1699, el obispo de Tucumán, Fray Manuel Mercadillo, se dirige al soberano por carta fechada desde Córdoba solicitando la división del curato de los ríos Tercero y Cuarto (cuyo asiento era entonces La Cruz de Calamuchita), la provisión de más sacerdotes y la fundación de capillas y pueblos.
 En 1728, siempre siguiendo la obra publicada por Suescun, el obispo diocesano Juan Sarricolea y Olea autorizó a Juan Francisco Rodríguez a levantar nuevamente sobre la banda norte del río Tercero, en los mismos cimientos de la anterior capilla, la nueva, dedicada a Nuestra Señora de la Concepción. Comprendía: por el poniente, El Salto del río en el carril de las tropas que iban a Mendoza y Chile; por el naciente, la casa del teniente Sánchez (hoy Villa María y Villa Nueva), que comprende la extensión de 18 leguas sobre la costa del río quedando por anexos al norte la cañada del gobernador y la capilla de los puestos de Ferreyra; y por el sur, la cañada de Lucas y la Capilla de Punta del Agua, distante una de otra 12 leguas de la Parroquia.
 En 1730 asumió como cura de la Parroquia de Capilla de Rodríguez Antonio Suárez de Cabrera, quien se mantuvo en el lugar hasta 1745.
 A mediados de 1772, el Curato de Río Tercero fue dividido por la creación del Curato del Tercero Arriba, que tenía como sede a Capilla de Rodríguez y como patrona a la Inmaculada Concepción.
 En 1777, 32 años después de la partida de Antonio Suárez de Cabrera, asume un nuevo párroco: Domingo Guerrero, quien estuvo hasta 1784. Durante su administración, se anotaron las partidas de nacimiento, matrimonios y defunciones que aún se conservan en esta Parroquia.
 El único cementerio que existía en esta amplia región era alrededor de Capilla de Rodríguez, donde no existían nichos ni panteones. Al párroco Guerrero lo sucedieron Juan Francisco Crisma (1784-1788), Tomás Antonio Ferreyra (1788-1793), José Roque Baigorrí (1793-1803) y José Arrascaeta (1803-1805).

 Según cita Suescun, Monseñor Pablo de Cabrera, en su historia de Córdoba, afirma que el Presbítero Benito Lascano, que asumió en 1805 (estuvo hasta 1809), “realizó una expedición a las tolderías de indios ranqueles, de donde trajo a Concepción Vera, cautiva del Azul, y varias familias indígenas que ubicó como a cinco cuadras al oeste de Capilla de Rodríguez. Al poco tiempo, esos indios fueron atacados por la viruela y murieron todos, excepto la hija de Concepción Vera, casada con el cacique Benavídez, y sus ocho hijos; posteriormente, Benito Lascano realizó nuevas incursiones y, con 50 familias de indios convertidos al catolicismo, fundó la población de Capilla de Rodríguez en torno a la Capilla de la Inmaculada Concepción”. A Benito Lascano lo sucedieron Victorino Lascano (1809-1815) y Francisco Javier Ibarra (1815-1816).

Acto masivo en la plaza central, 9 de Julio de 1920

El sello de Viera
 El párroco Pedro Isidoro Viera (1817-1831) rehizo el 1º de julio de 1820 el libro de matrimonios destruido por enemigos del orden llamados montoneros. Durante su gestión, además, se cumplió el primer centenario de la creación de la Capilla de Rodríguez.

Escuela primaria en Pampayasta
 El general José María Paz creó la primera escuela primaria en Pampayasta en 1828. El historiador Chaulot explica que ese tipo de actitudes no era de extrañar en los hombres de aquella época. “Maestro de profundas convicciones, sostiene solo y con grandes sacrificios, durante varios años, el pabellón de la escuela en Tercero Arriba”, menciona en su artículo.

La Capilla, en ruinas
 En 1888, Marcos Molina se hace cargo de la capilla, que se hallaba en estado ruinoso.
 Suescun cita nuevamente a Chaulot: “Una comisión prestigiada por el párroco, el doctor Tomás Garzón y don Dolores Vergara encara la construcción de una iglesia y comienza a arbitrar los fondos”.
 Y continúa: “Cooperaron todos los vecinos, unos dieron los terrenos, otros contribuyeron con especies y dinero. Duró seis años la edificación diciéndose misa en la sacristía, desde 1893, hasta que se inauguró el templo en 1898, siendo todavía cura don Marcos Molina”.

Las ruinas de la capilla y José Alberto Suescun

El cambio de denominación
 En 1889, el gobernador de Córdoba, Marcos Juárez, por decreto del 25 de septiembre, cambió el nombre del pueblo de Capilla de Rodríguez por el de Villa Ascasubi, en homenaje al poeta y militar Coronel Hilario Ascasubi. Los terrenos donde fue emplazado el nuevo pueblo fueron donados por don Doroteo Agüero, don Antonio Branca y Facundo Ortiz. El ingeniero agrimensor Nicolás Fernández Ponce fue quien actuó en la delimitación de estos terrenos.
 En el libro Centenario de Villa Ascasubi, publicado en 1989, el ya fallecido escritor José Amaya señala: “De este cambio de nombre de un pueblo que tenía más de 200 años, nos preguntamos: ¿fue justicia? ¿Fue política? ¿Acaso don Hilario Ascasubi hizo algo en este pueblo que justificara dicho cambio? Queda a consideración del lector la actitud tomada por el gobernador”.

La decadencia de la capilla
 En 1893 comenzaría la construcción del nuevo templo parroquial, inaugurado en 1898. “Pero le faltaban el piso, el revoque y el campanario, por lo que definitivamente se finalizó en 1901", expresó Suescun en una nota publicada por Tribuna el 20 de septiembre de 2003.
 Cuando en 1910 se inauguró la casa parroquial en la nueva iglesia, la Capilla de Rodríguez quedó abandonada. No se conoce en qué década del siglo XX esa capilla fue destruida ya no por malones de aborígenes, sino por habitantes del pueblo que usaron sus ladrillos para levantar sus viviendas.

La historia latente
 Suescun añoró reconstruir una copia de la antigua Capilla de Rodríguez, aunque no pudo finalizar su obra.
 Por otra parte, el peso de la historia late en los oyentes de la radio local, que el 1º de junio de 1992 se constituyó bajo el nombre de Radio Capilla de Rodríguez.

Una deuda con la historia
 Por razones de espacio, las historias de la construcción del puente viejo, la llegada de los servicios de electricidad, agua corriente y gas, y otras obras que marcaron un antes y un después en estos 121 años de nuestro pueblo, serán publicadas en futuras ediciones de la revista.




domingo, 21 de diciembre de 2014

112. Capilla de Rodríguez origen de Villa Ascasubi, prov. de Córdoba, Argentina (historia)

http://www.capillasytemplos.com.ar/villaascasubi-iconcepcion.htm



PARROQUIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN, VILLA ASCASUBI
Cuando el nieto recordaba a su abuelo Don Juan Rodríguez Juárez (o Xuárez) lo describía como uno de “... los primeros descubridores, conquistadores y pobladores ... con mucho lustre de su persona”.
Juan era un joven de unos 18 años cuando, allá por mediados de los años 40 del siglo XVI, se lo ubicaba en Centroamérica. En el lapso de un par de años su vida atravesó una sucesión de vicisitudes donde no faltaron aventuras, viajes y batallas. Es así que, hacia 1550, ya había estado en Perú acompañando al Licenciado La Gasca para recalar luego en lo que, con el tiempo, se convertiría en la Gobernación de Tucumán; en este caso, junto al expedicionario Juan Núñez de Prado.
Durante esta última etapa conforma pareja con Catalina hija de Gonzalo Sánchez Garzón, integrante del contingente.
El hecho que supiese leer y escribir significaba, para la época, un rasgo distintivo de su persona. Estas condiciones especiales lo hicieron imprescindible al momento de asignarle actividades administrativas o políticas; sin que esto signifique dejar a un lado todo aquello propio de lo militar y expedicionario; por el contrario, las dos facetas se combinaban y potenciaban permanentemente.
Su biografía se fue nutriendo de hechos relevantes: fue parte de las tres fundaciones de El Barco aportando su preparación en tareas que involucraban remates y sucesiones; hacia 1553 se sumó al nuevo asentamiento conocido como Santiago del Estero cumpliendo, bajo la tutela del Virrey de Perú, actividades como Regidor, Alguacil Mayor y Procurador General. En su rol de encomendero actuó como mediador con los aborígenes con el objetivo, por vía pacífica o armada, de integrar o neutralizar a los habitantes del lugar. Este proceso de ingreso en los territorios ocupados por los pobladores naturales incluía la creación de pequeñas poblaciones; es así como, bajo estas pautas, Don Juan Rodríguez Suárez comparte la expedición que da vida a San Miguel del Tucumán, bajo la iniciativa de quien conducía la expedición, Don Diego de Villaroel.

Pasaron los años y su destino se cruzaría con Jerónimo Luis de Cabrera quien había dejado Perú en 1571 para asumir, por designio del Virrey Don Francisco de Toledo, la tarea de “... poblar y fundar un pueblo de españoles para que, desde Perú, se pudiese ingresar a mercadear a las provincias del sur sin riesgo ni peligro”. La zona sugerida para este objetivo era el Valle de Salta; sin embargo, al dejar atrás Potosí hacia 1572, Cabrera opta por seguir los consejos del fundador de Santiago del Estero, Don Francisco de Aguirre, que lo alentaba a dirigir sus pasos más hacia el sur con la ambiciosa esperanza de descubrir la Ciudad de los Césares y sus riquezas de plata y oro.
El ingreso de dicho contingente formado por un centenar de hombres y del que Juan Rodríguez Juárez formaba parte se produce, a lo que hoy conocemos como provincia de Córdoba, en 1573. Difieren las versiones sobre el camino recorrido, hay quienes lo hacen coincidir con la actual Ruta Nacional 9 y hay otros que aseguran que lo hicieron por el Valle de Punilla.
Al margen de estas discrepancias el hecho concluyente es que ingresaron al corazón mismo de las tierras de los Comechingones; siendo los het su étnia más significativa para aquellos años.
De estas comunidades ya había un interesante conocimiento como consecuencia de las distintas expediciones y relevamientos encomendados por el fundador de Santiago del Estero (Don Francisco de Aguirre).  Si bien estos encuentros quedaron documentados como primeros testimonios, esto no invalida que se hace razonable suponer que otros aventureros ya habían tenido contacto con los comechingones hacia las primeras décadas del siglo XVI; por ejemplo: el Capitán Francisco César que, cumpliendo con una misión de Gaboto, partió del fuerte Sancti Spiritu y remontó el río Carcarañá o las incursiones por el norte de la actual provincia de Córdoba del Capitán Diego de Rojas hacia principios de 1540 o la expedición inmediata posterior de uno de sus hombres, el Capitán Francisco Mendoza, quien poniendo destino al sur se encuentra con el actual Río Tercero para luego virar hacia el este para terminar encontrándose con el hoy conocido como Río Paraná o la experiencia del Capitán Francisco de Villagra quien atraviesa, hacia 1550, todo el territorio comechingón de norte a sur para luego dirigir sus pasos hacia el oeste con destino a Chile.
Volviendo a la marcha de Jerónimo Luis de Cabrera y sus hombres vemos que, el 24 de junio de 1573, el grupo se detiene frente a un río al que denominan San Juan para luego fundar, el 6 de julio junto a sus costas y en un paraje que los nativos identificaban como Quisquisacate, la ciudad de Córdoba de Nueva Andalucía.
El Escribano Real Francisco de Torres dejaría constancia del hecho a través de la consabida Acta. Los testigos de aquellos sucesos se verán beneficiados, en los años siguientes, por la usual política de distribución de aquellas tierras que se iban conquistando. De hecho, basta con efectuar una detenida enumeración de los nombres para poder identificarlos como parte indisoluble de la génesis histórica del nacimiento de los pueblos de toda la provincia. Son ellos, entre otros: Blas de Rosales, Tristán de Tejeda, Bartolomé Jaimes, Luis de Abreu, Antón Berrú, etc. Entre ellos, como dijimos, estaba Juan Rodríguez Juárez quien se hará acreedor, hacia 1585 y en carácter de merced, de las tierras donde actualmente encontramos a Villa Ascasubi.
Estas regiones bañadas por el río Ctalamochita fueron transitadas y asumidas como conquistadas bajo la guía del mismo Don Jerónimo Luis de Cabrera en su camino hacia el Río Paraná.
En su avance hacia el sur el conquistador numeraba de modo correlativo los caudalosos ríos que volcaban sus aguas de oeste a este; así tenemos el Primero, Segundo, Tercero, etc. Al encontrarse con el Ctalamochita (Tercero) decide acompañarlo río abajo, lo ve nutrirse con las aguas del Chocancharava (Cuarto) para luego, como Carcarañá, admirarlo ante su fusión con el Paraná. Será aquí donde decide fundar el Puerto de San Luis en cercanías de donde se ubicaba el derruído fuerte de Sancti Spiritu (erigido en 1527 por Sebastián Gaboto en la confluencia del río Carcarañá con el Coronda). Esta decisión le genera la inquina de Don Juan de Garay quien opta por fundar el Puerto de Santa Fe y litiga frente a la Justicia de Charcas la que resuelve a favor del futuro segundo fundador de Buenos Aires.
Cabrera regresa y refunda Córdoba de Nueva Andalucía.

Los años pasan y el destino de cada uno de los personajes que acompañaron en esta aventura a Don Jerónimo Luis de Cabrera se ven afectados por los alineamientos que fueron tomando frente a los distintos y cambiantes sectores de poder; es así que algunos se vieron beneficiados con el correr de los años y otros sufrieron las peores de las persecuciones, cárceles y muertes. En este último grupo estaba Juan Rodríguez Juárez  quien, de resultas de sus desavenencias irreconciliables con el Gobernador Hernando de Lerma, cayó en desgracia salvando milagrosamente su vida al asilarse en un convento.
Sus tierras, muchos años después y tan solo en parte, fueron recuperadas por sus descendientes.
En los primeros años del siglo XVII, un hecho clave le otorga especial relevancia a la zona: el rey de España procede a emitir una Cédula que pone en funcionamiento el Puerto Seco de Pampayasta devenido, por entonces, en pequeño asentamiento español. Un impuesto (almojarifazgo), equivalente al 50% del valor de las mercancías, se aplicaba al movimiento de los bienes que necesariamente pasaban por el lugar procedentes de los puertos fluviales tras transitar por precarios caminos los que, una vez alcanzada la Aduana, optaban por continuar hacia el norte en procura de Perú o con destino oeste en dirección a Chile.
En relación a esta significativa circunstancia, el historiador Raymundo Chaulot expresa: “El puerto de Buenos Aires, centro de las comunicaciones marítimas con España, determina el abandono definitivo del puerto de San Luis y la comunicación terrestre con el camino de la costa del río Tercero que, a su vez, se ramifica para Chile, Córdoba y Tucumán y sobre el que en 1628, se estableció la aduana seca de Córdoba sobre el paso Coronado en Pampayasta”. De este modo es razonable concluir en “la gran importancia del río Tercero dentro de los principales acontecimientos de la conquista y de la ocupación, por ambas corrientes del río de Solís y del Perú, que dicha arteria ha conservado durante la colonia y se ha perpetuado hasta hoy dentro de la relatividad de los progresos nacionales.”

Aún cuando no hay precisiones sobre la fecha exacta de su construcción así como de sus características (seguramente no diferirían de las usuales de la época donde predominaba la piedra, el adobe y los techos de paja) se cree que por esos años ya existía un precario oratorio tal vez erigido por el mismo Don Juan Rodríguez Juárez o alguno de sus inmediatos descendientes. Se sustenta esta conclusión en el hecho que durante la segunda mitad del siglo XVII (desde 1662 hasta 1683) el Presbítero Francisco Benegas cumplió tareas de evangelización a lo largo del Río Ctalamochita, más precisamente en una Capilla que ya se identificaba como “de Rodríguez”.
A fines del siglo XVII, el Obispo de Tucumán Fray Manuel Mercadillo impulsa la división de los curatos de los Ríos Tercero y Cuarto. Esta medida es acompañada con la proliferación de nuevas poblaciones y capillas y por ende la asignación de mayor número de sacerdotes en dicha zona.
Ya entrando al siglo XVIII, el Presbítero Antonio Vélez Herrera se hará cargo del Oratorio durante el período 1694 - 1723. Entre este último año y 1727 (siguiente mojón histórico) se intuye que la precaria edificación fue destruída seguramente por los indios.
La permanente e inevitable puja entre españoles y nativos devenía en permanentes conflictos algunos de los cuales eran decididamente sangrientos. Un relato elaborado por el sacerdote Antonio Suárez de Cabrera da cuenta que “... el 26 de junio de 1724 vinieron más de 300 indios matando al Sargento Mayor Juan de Piñero y 40 de sus soldados a unos 25 leguas de la parroquia, con cuya noticia se fue este declarante con el designio de dar a sus cuerpos cristiana sepultura.”
Será durante 1727 que, documentación fehaciente mediante, se acredita una nueva construcción religiosa sobre la banda norte del Río Ctalamochita.
La nueva Capilla, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, sustituta del anterior oratorio y asentada sobre las ruinas del mismo, será erigida por Don Juan Francisco Rodríguez Cordero sobre el que no hay certeza plena que sea descendiente de los Rodríguez Juárez aun cuando ésto no tiene porque ser totalmente descartado. La Capilla incluía cementerio “sin panteones ni nichos” (en años recientes, producto de una excavación para tender una red de agua se detectaron restos óseos humanos al frente de las ruinas de la vieja Capilla).
El primer será el sacerdote Antonio Suárez Cabrera entre los años 1730 y 1745.

Este proyecto es impulsado por el entonces Obispo de la Provincia del Tucumán y en el futuro de Santiago de Chile, Don Juan Sarricolea y Olea quien era secular de origen peruano. La influencia para la época y para la zona de dicho Obispo era significativa. De hecho fue el responsable, en 1727, de conceder las indulgencias a indios y esclavos permitiéndoles orar dentro de la nave principal de las iglesias. Será también el artífice de instaurar el Balcón Tribuna el que, ubicado a varios metros de altura sobre la contrasacristía y con vista directa al altar, será el espacio que ocuparán los jesuítas para asistir a las ceremonias religiosas sin tomar contacto directo con la plebe.
A principios de 1770 se produce una división del Curato de Río Tercero en dos partes. Será el Deán Antonio González Pavón quien designará a la Capilla de Rodríguez como asiento del Curato de Río Tercero Arriba. Serán sus límites territoriales los descriptos por el Párroco Domingo Guerrero en un informe datado en 1793 y que reproduce lo siguiente: “... por el poniente, el Salto del Río (se refiere a la zona de la actual Almafuerte) en el carril de las tropas a Mendoza y por el naciente la casa correspondiente al Teniente Sánchez lo que significa una extensión de unas 18 leguas a lo largo de la costa del río. Hacia el noreste encuentra límite en la Capilla del Puesto de Ferreyra y la Cañada del Gobernador mientras que hacia el sur se extenderá hasta la Capilla de Punta del Agua y la Cañada de Lucas; siendo la distancia total de unas 12 leguas”.

En 1796, un censo de todo el Curato documentaría la presencia de poco más de 1000 habitantes en toda la región; siendo 68 las familias que habitaban en las inmediaciones de la Capilla de Rodríguez convirtiéndose, para la época, en el territorio más poblado de la zona; al punto que esta comunidad casi triplicaba a los vecinos relevados en El Salto (actual Almafuerte).
La historia de la zona cobra impulso durante la primera década del siglo XIX. El Presbítero Benito Lascano, con sus jóvenes 27 años, es designado a cargo del Curato de Río Tercero Arriba. El sacerdote había nacido en Santiago del Estero en 1778 y se convertiría, con el tiempo, en un referente significativo de la historia cordobesa y de las disputas entre federales y unitarios. En sus casi 60 años de vida ocupó cargos relevantes en la Universidad de Córdoba apostando, desde lo político, a la cercanía con Juan Bautista Bustos y Facundo Quiroga en clara oposición a Paz. Será Lascano quien fomentará la radicación poblacional en la zona. Según los relatos de la época comparte expediciones hacia las tierras de las poblaciones indígenas del sur tomando a medio centenar de familias "convertidas" las que son asentadas en torno a la Inmaculada Concepción. Entre ellas, una cautiva de Azul conocida como Concepción Vera ocupará el centro del relato fundacional del pueblo. Una epidemia de viruela arrasará con la mayoría de aquel primer grupo humano; unos pocos sobrevivirán, entre ellos la hija de Concepción quien junto al Cacique Benavidez y sus ocho hijos serán la base para el definitivo nacimiento de la localidad de Capilla de Rodríguez.
En paralelo a estos acontecimientos, un turbulento clima se vivía en Buenos Aires como consecuencia de las invasiones perpetradas, en 1806 y 1807, por los ingleses. La resistencia a ambos intentos traducidos en triunfos sobre las tropas de ocupación generaron numerosos prisioneros los que, en algunos casos, fueron trasladados a la provincia de Córdoba; de hecho, los encontramos en la zona de Copacabana hacia el norte o en la Estancia de San Ignacio en tierras próximas a la actual Santa Rosa de Calamuchita. Hacia este último destino y cumpliendo lo que hoy definiríamos como "libertad condicional" es enviado Alexander Gillespie quien escribe un diario de viaje el que será volcado a libro varios años después a su vuelta a Inglaterra.
De dicho texto, conocido como “Buenos Aires y el Interior” y según su visión, extraemos que Capilla de los Rodríguez es un “... interesante pueblito ...” donde sobresalía una “... hermosa iglesia ...” dentro de un paisaje con “... una capa de arena cubierta de matorral y con pasto desagradable para alimentar a caballos y bueyes ...”, con apreciable abundancia de “... cabras salvajes sentadas y liebres entre las grietas de las rocas ...”, con alguna nevada, víboras cascabel y pumas “... de color pardo oscuro, miembros fuertes y cabezas ni afelpadas ni anchas, que se guarecen en los matorrales y que felizmente para la humanidad, son tímidos a la proximidad del hombre y de resistencia débil ...”.
Dentro de los datos aislados que se disponen y apuntando a completar los espacios del proceso histórico que lucen vacíos, es valioso mencionar  el hecho que el Párroco Isidoro Viera (1817-1831) procede, con fecha 1 de julio de 1820, a la recuperación del destruido libro de matrimonios.

El tránsito a través del siglo XIX se expone vívido y descarnado: los procesos independistas y las luchas emancipadoras, los vaivenes políticos y las distintas visiones de país con sus consiguientes pujas por el poder, las guerras fratricidas acompañadas del desprecio por la vida del vencido, el exterminio del indio; en fin, un proceso de construcción de país que alcanzará una especie de diseño definitivo recién a finales de aquella centuria el que, de modo simple, se lo podría sintetizar en un esquema de tipo agro exportador donde la riqueza quedaría controlada por tan solo una minoría selecta en desmedro de una amplía mayoría sumida en la pobreza.
Languidecía el siglo XIX y el Ingeniero Agrimensor Nicolás Fernández Ponce en cumplimiento por lo pautado por Decreto del Gobernador Márcos Juárez de fecha 25 de setiembre de 1889 efectúa la delimitación y demarcado del Pueblo sobre terrenos cedidos por los vecinos Doroteo Agüero, Facundo Ortíz y Antonio Branca. El nuevo esquema poblacional asumirá desde ese día y por decisión del Gobernador el nombre de Hilario Ascasubi en recuerdo al poeta y militar fallecido 14 años antes. No se conocen las razones que llevaron a Juárez a efectuar dicha elección, de hecho no las dejó documentadas; sin embargo, la respuesta podría hallarse simplemente en el ideario político del escritor con el que, con seguridad, comulgaban tanto el Gobernador como los sectores del poder de la época.
En 1890 se radica el único Registro Civil de la zona quedando a cargo de Salvador Sarrallada; será en el mismo donde, un 4 de enero de aquel año, se inscribe el primer nacimiento producido: se trata de Segundo Isaac Farías.
Conjuntamente al proyecto poblacional el Presbítero Marcos Molina, quien se había hecho cargo de la vieja Capilla de Rodríguez tan solo un año antes, impulsa la construcción de una nueva Iglesia en reemplazo de la actual que se exhibía en estado ruinoso y terminal. A poco de asumir ya había elevado una solicitud escrita a la Diócesis que recibió como respuesta: “... se resuelve la traslación de la Iglesia Parroquial denominada Capilla de Rodríguez a otro punto que no diste más de cinco cuadras del sitio donde se halla ubicada la actual ...”.


Única imagen fotográfica de la Capilla de Rodríguez (principios del siglo XX)

El texto habilita al sacerdote a arbitrar los mecanismos necesarios para convocar a “prestigiosos” vecinos de modo de conformar las comisiones necesarias que se ocupen de recaudar y administrar los fondos necesarios para solventar el proyecto.
Según Raymundo Chaulot esta Comisión se verá integrada, entre otros, por el Párroco, el Dr. Tomás Garzón y Dolores Vergara cooperando “... todos los vecinos, unos dando los terrenos, otros contribuyendo con especies y dinero.”
A fines de 1889, a tan solo trescientos metros de la antigua Capilla, las obras de los cimientos estaban en pleno proceso de ejecución. Los trabajos demandarían casi una década.
Con significativos faltantes de terminación será Monseñor Reginaldo Toro quien, acompañado por el repicar de las campanas de la vieja Capilla ahora instaladas en la nueva, la bendecirá en 1898 y la habilitará a los creyentes.
Raymundo Chaulot consigna que, desde 1893, se “... decía misa en la sacristía ... hasta que se inauguró el templo en 1898, siendo todavía cura don Marcos Molina.”


1898, Iglesia nueva


Durante los primeros años del siglo XX el Presbítero José R. Benard (con actividad previa en Tulumba) es designado al frente de la Parroquia el 17 de julio de 1906 convirtiéndose en el gestor de concretar las terminaciones.
El sacerdote había nacido en Chilecito (La Rioja) un 19 de mayo de 1881.
Bajo su gestión, se colocan los pisos, se construye la sacristía, se actualizan los altares con nuevas imágenes y revestimientos en mármol, se incorporan mobiliarios, vitreauxs, iluminación, estatuas y órgano.

El Presbítero José R. Benard rodeado de vecinos

Paralelamente a esta gestión otras Capillas son erigidas por el impulso de José Benard en la zona, son éstas: San José de Pampayasta Norte, Nuestra Señora de Lourdes en Río Tercero y Santa Rosa en Colonia Almada.
La muerte lo encuentra en Villa Ascasubi el 14 de julio de 1957.


Finalmente, un 25 de mayo de 1910 se inaugura la Casa Parroquial erigida a la izquierda del templo.
En paralelo a este proceso la población daba cuenta de la vieja Capilla la que iba siendo deshecha por los mismos vecinos de la Villa en procura de sus ladrillos de modo de destinarlos a la construcción de sus propias viviendas.

Foto de 1916

Antes de la reciente restauración


Proyecto de construcción de la réplica de la Capilla de Rodríguez:
Será el ya fallecido y varias veces Intendente e Historiador Don José Alberto Suescun quien, en su momento, impulsó la edificación de una réplica de la Capilla de Rodríguez tal como se desprende de sus propias palabras: “... pedí intervención a la dirección de Historia de la Provincia y se realizaron los planos. Levantamos lo que era la sacristía con los ladrillos del mismo tamaño a los utilizados para la segunda construcción”.

En la actualidad, el Intendente Fernando Salvi, realiza gestiones para lograr completar aquel proyecto de Suescun considerándolo como “... el mejor homenaje que podríamos brindarle a este hombre que recuperó la historia del pueblo.”
El objetivo no solo es el de completar la réplica sino también el crear un Museo que preserve la historia del Pueblo y de la región.

Imágenes de las ruinas de la Capilla, de las tareas de recuperación 
y del ex Intendente e Historiador Don José Alberto Suescun


UNA NOCHE JUNTO AL RIO CTALAMOCHITA
Un vestigio de brasas iluminaba la escena; sobre ellas, una pava teñida de negro hollín mantenía agua a su temperatura justa.
Al morocho la ancha nariz le llovía sobre el labio superior haciendo que éste fuese invisible a la vista. Su rostro dibujaba sol y tierra roja propios de los áridos riojanos, vestía saltones ojos negros que se encendían con los brillos y chispas del fuego; su barba crespa y mal afeitada lucía un vacío junto a su oreja derecha donde una profunda cicatriz recordaba viejas batallas; un pañuelo rojo y engrasado sujetaba su pelo revuelto y enrulado. De entre sus dientes, teñidos de mal tabaco, emanó un ronco "¿gusta?" mientras su mano se estiraba invitando con un mate. Quiroga, sentado sobre una piedra, lo tomó y lo saboreó lentamente.
Al tiempo que el ronroneo del cercano río inundaba de sonido la noche, el General volcó su cuerpo hacia atrás, chupó una vez más del mate y mirando cansino al morocho, le preguntó: "¿te gusta estar acá?". No hubo respuesta, tan solo un movimiento de cabeza hacia ambos lados y una sonrisa que, traducida, significaba que si estaba ahí no era por lo lindo del lugar sino por confianza y fidelidad a su jefe, tan solo éso.
- ¿Estuvijte en la Capilla? - preguntó Quiroga, devolviendo el mate.
- Hoy temprano, he pedio que cuide mi prienda y mis gurises.
- ¿Y no li hai pedio por nuestra jortuna?
- ¿Y pá que? Usted a di saber que a Diosito no le cai bien que andemo despenando crestianos; tonce, ¿cómo le via´pedí a la madresita que mi ayude a pecar?

El General se levantó sombrío y caminó algunos pasos acercándose al río. Tomó algunas piedras y las fue arrojando a las aguas, las vio deshacerse y pensó que así será con  la vida de sus hombres, una a una ... incluso, como algún día, la de él mismo. Todas serán arrastradas por las turbulentas corrientes del gran río de la tragedia nacional.
En ese instante concluyó con que no tenía sentido ir a la Capilla.
Era mediados de febrero, el calor y los pensamientos se mezclaban en su mente junto con el recuerdo de su derrota, seis meses antes, en La Tablada. Tal vez hubiese sido mejor pactar con Paz y no llegar a esta situación; pero, bueno, la decisión estaba tomada y la última carta que le había escrito al unitario era por demás elocuente: “... estamos convencidos en pelear una sola vez, para no pelear toda la vida. Es indispensable ya que triunfe unos u otros, de manera que el partido feliz obligue al desgraciado a enterrar sus armas para siempre.”
El río Ctalamochita y la vecina Capilla de Rodríguez guardarán, por siempre, esas imágenes.
Por la mañana, muy temprano, emprendieron la marcha en dirección al norte donde los esperarían, en plena llanura de Oncativo y entre las lagunas Larga y del Infiernillo, las superiores fuerzas de Paz.
El caudillo riojano y sus diezmadas tropas lograrán huir de aquella aciaga jornada del 25 de febrero de 1830; las armas, a pesar de sus palabras, no serían enterradas por muchos años más.

"¡Qué de noticias traerás
-le dijo- de esos parajes!
Y ¿se aguantan los salvajes
Rivera y el manco Paz?

Nada te puedo contar
ahora, dijo la Arroyera,
pues se me anda la vedera
y ya me voy por echar."
Isidora - Hilario Ascasubi (Fragmento)


Datos complementarios
Hilario Ascasubi (1807 - 1875) fue un poeta argentino nacido el 14 de enero de 1807 en la actual ciudad de Bell Ville, provincia de Córdoba y falleció el 17 de noviembre de 1875 en la ciudad de Buenos Aires.
Su vida es síntesis de aventuras y pasiones sin límites. Aún siendo un niño y estando embarcado como grumete es apresado en Centro América y confinado a una cárcel de Portugal de donde logra huir e iniciar un largo vagar por Europa y Estados Unidos. Al regreso a su tierra aún muy jóven, recala en Salta haciéndose cargo de la imprenta jesuítica desde donde inicia su actividad de escritor y divulgador.
Su ideario político lo coloca como espada de Güemes y luego alineándose con Paz y Lavalle en contra de Rosas.
En la última etapa de su vida supo oficiar como funcionario en París en representación del gobierno de Mitre.
Como escritor se lo identifica como el referente obligado de la literatura gauchesca. A lo largo de su vida dirigió periódicos como “El gaucho en campaña” y “El gaucho Jacinto Cielo” dejando, además, una basta obra recopilada en tres tomos: “Paulino Lucero cantando o combatiendo contra los tiranos de la República Argentina y Oriental del Uruguay”, “Aniceto el Gallo” y “Santos Vega o Los mellizos de la flor”.



Fuentes de consulta:
TARQUINI, Fabián - RAMPOLDI, Patricia: “Inmaculada Concepción" de Villa Ascasubi - Civitatis Mariae. Historia de la Diócesis de Villa María - Galeón Editorial. Córdoba, Noviembre de 2008.
PEÑA, David  - “Juan Facundo Quiroga” - EMECE
AMAYA, José - “Centenario de Villa Ascasubi”
CHAULOT, Raymundo - “Capilla de Rodríguez es un símbolo de fe y muestra de la acción de los conquistadores”
Se agradece muy especialmente a Analía Suescun por facilitarnos material histórico recopilado por su padre (el varias veces Intendente e Historiador Don José Alberto Suescun) y editado por su hijo, Juan Manuel Ferreyra Suescun, para la revista “Huellas de la Villa”

lunes, 17 de noviembre de 2014

111. RESILIENCIA, CAPACIDAD DE RECUPERACIÓN

http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/151/estres-que-pasa-si-es-excesivo

Capacidad de recuperación

¿Qué permite a las personas resistir y superar la adversidad? Buscando la respuesta, desde la década de 1970 los psicólogos comenzaron a observar a los niños en condiciones de riesgo, principalmente aquellos que eran hijos de madres esquizofrénicas pero también a los que crecían en medio del maltrato, la pobreza, la orfandad o en un ambiente violento. Se encontró que muchos de estos niños conseguían salir adelante y a esta capacidad se le ha llamado "resiliencia" (del inglés resilience, que significa "capacidad de recuperación").
Álvarez Martínez explica que, en igualdad de circunstancias desfavorables, quien logra superarlas es porque ha sido capaz de convertir lo malo en bueno: ha conseguido transformar la adversidad en un elemento a su favor que le sirve para superarse. Aunque algunos investigadores piensan que la resiliencia es un rasgo generalizado entre los humanos, otros afirman que es un proceso que puede aprenderse. "En mi opinión, es así", asegura el especialista. "Aunque depende de muchos factores; entre ellos, de cómo has respondido antes a las situaciones".
La resiliencia consiste en tener o crear herramientas individuales para enfrentar el infortunio; entre ellas están las habilidades para resolver problemas, una disposición para buscar ayuda y creer que es posible controlar las emociones, identificarse más con el papel de sobreviviente que con el de víctima, ayudar a otros, encontrar un significado positivo en lo sufrido y pensar que la vida propia tiene sentido y propósito. Para la resiliencia también es importante contar con el apoyo de familiares y amigos, confiar y sentirse conectado con ellos, y poder hablarles del trauma sufrido. Algo muy similar a lo que relata Viktor Frankl sobre su propio aprendizaje como sobreviviente del holocausto en su libro El hombre en busca de sentido, y que vale la pena recordar en momentos como los que vivimos actualmente.


Por Verónica Guerrero Mothelet
Verónica Guerrero es periodista y divulgadora de la ciencia; colabora en ¿Cómo ves? y otras áreas de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, y como corresponsal ocasional para la revista Nature Biotechnology.

sábado, 27 de septiembre de 2014

110. ÍNCIPIT - ¿Qué significa?




http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%8Dncipit

Íncipit al evangelio de Juan. Segunda mitad siglo IX.
Un íncipit (del latín incipit, ‘empieza’) son las primeras palabras de un texto. Siguiendo una tradición hebrea que se retoma en el cristianismo, el íncipit da su título al documento. La palabra opuesta complementaria a incipit en latín es excipit.

En hebreo, los libros de la Biblia son designados por su íncipit. Por ejemplo, el primer libro se llama Bereshit, "en el comienzo", es decir, a partir de la primera palabra de la Biblia: "En el principio creó Dios el cielo y la tierra ..."

Su uso lo toma el cristianismo. Así el íncipit señala las primeras palabras de una oración griega o latina, cantada o no. A menudo, estas palabras son tomadas por título. Se designa así, por ejemplo, el Kyrie, el Agnus Dei, el Gloria (íncipit: Gloria in excelsis deo), el Magnificat, la Salve Regina, la Victimae paschali laudes y muchos otros textos de la liturgia católica.

Las bulas pontificales y encíclicas llevan también el nombre de sus primeras palabras en latín, por ejemplo, Pacem in Terris.

Los manuscritos también son designados por sus íncipit.




1. En literatura
De manera general el íncipit designa el inicio de un texto literario, especialmente de una novela.

1.1. Íncipit célebres
El íncipit más famoso de la literatura en español es sin duda el de El Quijote: En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme ....

Igualmente memorables se suelen considerar los siguientes:
La heroica ciudad dormía la siesta ... (La Regenta)
Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar ... (Tlon, Uqbar, Orbis Tertius)
Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo ... (La familia de Pascual Duarte)
Llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado, y no me esperaba nadie ... (Nada)
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo ... (Pedro Páramo)
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí ... (El dinosaurio)
Después de cerrar la puerta, tras la última visita, Carmen recuesta levemente la nuca en la pared hasta notar el contacto frío de su superficie ... (Cinco horas con Mario)
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo ... (Cien años de soledad).
Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? ... (Conversación en La Catedral)

1.2. En sociocrítica
En la sociocrítica literaria el íncipit es considerado como el espacio textual en el que se da el montaje de la narración y la programación ideológica de texto. Claude Duchet ha señalado que el íncipit es un lugar estratégico de condensación de sentido, pues es al inicio del texto que se organizan una serie de códigos cuyo fin último es orientar la lectura.

El arranque se constituye a partir de las tensiones que se establecen entre lo ya dicho y lo potencialmente decible. Es decir, el íncipit preanuncia toda la novela y, por eso, contiene los materiales que deciden el espacio, la lectura y el trayecto del texto.

Para Duchet, al íncipit lo condicionan los siguientes aspectos:

Una relación narrativa, temática y semántica con el texto.
Una serie de mecanismos que estructuran la "puesta en escena". Esta retórica de apertura, como se le ha llamado, busca responder a las preguntas básicas del relato: quién, dónde, cuándo.
Una relación con el título.
En palabras de María Amoretti, "el íncipit, entonces, lanza las huellas de un trabajo textual productor de ideología y, al ser la iniciativa de la palabra, fija sus presuposiciones y jurisdicción".

2. En música
En la música, un gran número de obras polifónicas de inspiración religiosa se ​​inician con un íncipit gregoriano. Frecuentemente no está escrito por el compositor, como entonación, por un cantante solista. Esta corta forma melódica vincula la partición a una liturgia conocida de antemano.

3. Bibliografía
Andréa Del Lungo, L'Incipit romanesque, Le Seuil, coll. "Poétique", 2003.
Pierre Simonet, Incipit, Anthologie des premières phrases, Edition du Temps, 2009, ISBN 978-2-84274-470-0.


Íncipit del Evangelio de San Lucas




Íncipit es una palabra latina que significa "empieza". El íncipit de un texto, como un poema, una canción, o un libro, son las primeras palabras de su línea de apertura. 
En la música, también puede hacer referencia a las primeras notas de una composición musical. Antes del desarrollo de los títulos, los textos se refieren a menudo por su íncipit, como por ejemplo Agnus Dei. En el período medieval, íncipit se escriben a menudo en un script o color diferente del resto de la obra de la que formaban parte, y "páginas íncipit" podrían ser muy decoradas con iluminación. Aunque íncipit en latín, la práctica del incipit anterior a la antigüedad clásica por varios milenios, y se puede encontrar en varias partes del mundo. Aunque no siempre es llamado por el nombre de hoy "íncipit", la práctica de referirse a los textos con sus palabras iniciales sigue siendo común.


Usos modernos de incipit
La idea de elegir unas palabras o una frase o dos, que se coloca en el lomo de un libro y su cubierta, se desarrolló lentamente con el nacimiento de la imprenta, y la idea de una página para el título con un título corto y subtítulo vino siglos más adelante, sustituyendo a los anteriores, más títulos detallados.
El uso moderno de títulos estandarizados, junto con la Descripción Bibliográfica Internacional Normalizada, han hecho que el íncipit sea una herramienta obsoleta para organizar la información en las bibliotecas.
Sin embargo, íncipit todavía se utilizan para referirse a los poemas sin título, canciones y oraciones, como cantos gregorianos, arias de ópera, muchas oraciones e himnos, y numerosos poemas, entre ellos los de Emily Dickinson. Que tal uso es un incipit y no un título es más evidente cuando la línea se rompe en el medio de una unidad gramatical.
Muchos procesadores de textos proponen las primeras palabras de un documento como un nombre de archivo por defecto, en el supuesto de que el íncipit puede corresponderse con el título previsto del documento.
La mayoría de máquinas de escribir y teclados de computadora en el mundo occidental se basan en un diseño comúnmente conocido como QWERTY  debido al orden de las seis primeras teclas de letras.




miércoles, 24 de septiembre de 2014

109. EXPRESIÓN: "MUCHA MIERDA"



EXPRESIÓN:" MUCHA MIERDA"
http://isabelmartinez973.blogspot.com.ar/2013_02_01_archive.html

Esta escatológica expresión es muy frecuentemente utilizada en ambientes teatrales y no es con otro fin que para desear suerte en la función. Hoy en día se ha extendido en otros campos y se le puede desear “Mucha Mierda” desde el que se va a examinar hasta al que tiene que ir a un concurso. El origen de esta expresión tiene dos versiones:

         Primera versión:
     Dicen que la expresión “Mucha Mierda” proviene de la época en la que las personas de clases “pudientes” acudían al Teatro o “Corral de Comedia” en coche de caballos.
     Al llegar a la puerta del recinto, mientras bajaban del coche, el animal hacia sus necesidades allí mismo, por lo que cuando estaba a punto de empezar la representación un miembro de la compañía se asomaba y miraba la cantidad de excremento depositada ahí, cuanto más había más gente “pudiente” tenían. Curiosamente no se cobraba entrada, por lo que al finalizar la función la gente lanzaba sus monedas (cuanta más gente pudiente más alta era la recaudación). Los miembros de la compañía se agachaban a recoger las monedas lanzaras por el público y de ahí dicen que viene otra expresión “teatral” relacionada con el deseo de buena suerte, se trata de “rómpete una pierna” por la de veces que había que flexionarla para recoger el recaudo o saludar al público.

        Segunda versión:
    El origen de decir “mucha mierda” es que, en la Edad Media, los artistas iban con sus carromatos por los pueblos. Cuando llegaban a uno, si había mucho estiércol a la entrada, calculando la extensión del mismo, eso quería decir que en aquel momento había un mercado, feria u otro acto y por eso entraban, hacían su espectáculo y se iban. Cuando se encontraban con otros artistas, se deseaban entre ellos: “Que tengas mucha mierda en el próximo pueblo”. Así se ha llegado a decir, más rápidamente y simplificando: “Mierda” o “Mucha mierda”.

108. "La teoría literaria en el siglo XX", José María Pozuelos Vyvancos




"La teoría literaria en el siglo XX", José María Pozuelos Vyvancos
http://mimemoriaampliada.blogspot.com.ar/2012_10_01_archive.html

Curso de teoría de la literatura
Resulta tradicional diferenciar dos corrientes teóricas distintas que aúnan en sus estudios literatura y sociedad. Por un lado las llamadas por S. Wahnón (Introducción a la historia de las teorías literarias) sociologías empíricas, que pretenden eliminar de sus teorías todo juicio de valor estético utilizando, en cambio, métodos de análisis objetivos de todo aquello que rodea a la literatura (producción editorial, librerías, premios literarios, etc.) y, por otro, las sociologías dialécticas, decididamente influidas por las ideas marxistas.

Sociología empírica
Representada por R. Escarpit, pero desarrollada por grupos de investigación vinculados a distintas universidades europeas, pretende objetivar la relación sociedad-literatura mediante el análisis estadístico de las vías de contacto entre ambas disciplinas, renunciando, como ya se ha indicado, a todo juicio de valor. De este modo la literatura se convierte en un proceso cuantitativa y cualitativamente mesurable mediante el estudio de sus fases y de los elementos que intervienen en él. Entre ellos, Escarpit, considera tres de especial importancia: un proyecto, un medio y una recepción.
En la literatura, como producto social, intervienen una cadena de producción, una cadena de mediación y una cadena de consumo, y hoy en día es imposible, a juicio de este autor, plantearse el estudio de la misma al margen de estos procesos. En cada uno de ellos intervendrán diferentes aspectos como la procedencia del autor o las estadísticas de consumo.
No obstante la pretendida pureza empírica de este planteamiento deja al margen aspectos que resultan capitales para la teoría literaria. No hay lugar así para ideas tan relevantes como la conceptualización de lo literario o el porqué de su ideologización. Esto, precisamente, es lo que sitúa a la sociología empírica en la marginalidad de los estudios literarios.


Sociologías dialécticas
La variedad y heterogeneidad de las teorías basadas en los presupuestos marxistas, se hace necesario articular la sociología marxista en cuatro apartados.

Conceptos claves del marxismo
Karl Marx
Las claves de la concepción marxista de la literatura debe buscarse en aquellos textos de Marx y Engels en los que reflexionan sobre la relación establecida entre la estructura (o modo de producción económica de la sociedad) y la superestructura (constituida por la manifestaciones espirituales de una sociedad entre las que se incluiría a la literatura).
Toda actividad significante en una sociedad no se explica nunca por sí misma, sino que hunde sus raíces en las relaciones materiales. Las relaciones que las personas entablan en el proceso de producción social generan la estructura, la cual genera a su vez una ideología. Ciertos aspectos de esta ideología se reproducen en la conciencia social (superestructuras) y reflejarán la imagen de la realidad que la sociedad elabora, todo ello teniendo en cuenta el papel que desempeña en el conjunto de la organización social y determinada por las relaciones de producción  ya mencionadas. De esta manera la literatura se convierte en forma ideológica de la conciencia social, ya que surge en el seno de la interacción social y de las relaciones que dicha interacción implica.
Otro concepto importante del marxismo es el de realismo. Este concepto, en la reformulación simplificada realizada por Plejanov, venía a suponer que el arte debía reflejar las condiciones de vida de la sociedad. En la base de tal concepción se encuentra la propuesta realizada por Engels, para quien el realismo suponía una forma de representación que emana directamente de la acción de los personajes. Actuar de acuerdo con sus principios suponía representar de la manera más fiel posible la dinámica de la vida.
Las ideas de Marx y Engels sobre el concepto de arte encontrarán un importante sucesor en Georg Lukács. La estética lukasiana se basa en una concepción del arte cercana a la de la ciencia. El arte, como la ciencia, es una forma de captar la esencia del fenómeno para después comprenderlo, descubrir su riqueza y ser capaz de reproducirlo en su totalidad. No se trata, pues, de llevar a cabo un realismo meramente especular. El verdadero arte debe ser capaz de reproducir la totalidad del proceso histórico, poniéndolo en evidencia al tiempo que muestra las fuerzas que lo mueven.

La crisis de la Escuela de Frankfurt
Bertolt Brecht
Algunos de los conceptos claves del marxismo fueron criticados por algunos escritores y filósofos relacionados con las vanguardias artísticas que surgieron en el primer tercio del pasado siglo. Entre los escritores se podría mencionar a Bertolt Brecht y entre los filósofos a T. Adorno o W. Benjamin, los dos destacados miembros de la Escuela de Frankfurt. Ambos grupos coinciden en que si bien la literatura realista resulta una estética adecuada a la lucha de clases, esta no puede dar una visión total de la realidad, sino que esa visión debe resultar necesariamente fragmentaria.
Para Brecht la representación artísticas, si se pretende realista, no debe tender a la aceptación pasiva por parte del público, sino a una toma de conciencia activa, crítica, respecto a la realidad. Por ello se hace necesaria la técnica artística del distanciamiento, técnica que le permite al público desenmascarar la inercia opresiva del capitalismo.
Por su parte, los miembros de la Escuela de Frankfurt realizarán sus principales aportaciones teóricas mediante la investigación del arte vanguardista. Tanto para Adorno como para Benjamin el arte de vanguardia desconcierta la ingenua conciencia realista ejerciendo una función mucho más crítica y liberadora.

El marxismo estructuralista
Con este nombre se denomina a la corriente de la sociología literaria que surge en Francia en los años setenta y que mantiene fuertes vínculos con las propuestas de L. Goldmann y L. Althusser.
El estructuralismo genético de L. Goldmann se caracteriza por buscar relaciones entre el arte y la realidad en sus estructuras subyacentes. Su tesis fundamental supone que el carácter colectivo de las obras literarias proviene del hecho de que las estructuras de la obra son homólogas a las estructuras mentales de ciertos grupos sociales. De este modo la obra literaria no constituirá un reflejo de la sociedad, sino que la contendrá en sí.
Para Althusser lo importe será estudiar la estructura del conocimiento literario, poniendo el énfasis en la forma en la que el discurso social, a través de la enseñanza por ejemplo, vehicula una ideología. Así, el arte pasará a formar parte de la ideología colaborando a su sustentación y reproducción.

La sociocrítica
Llevará el estudio de las relaciones entre literatura y sociedad al ámbito de las grandes "mediaciones", de naturaleza institucional y de naturaleza lingüística. Para su más importante representante, Pierre Zima, la sociocrítica se interesará por una sociología del texto literario que indagará como las estructuras sociales penetran en esa práctica significante que es la escritura y cómo en ella son transformadas. Para ello es necesario situarse en el nivel lingüístico de los textos, teniendo en cuenta que cada grupo social desarrolla sus propios sociolectos.
En relación con la sociocrítica dejo el siguiente enlace a la versión digital de SOCIOCRITICISM, revista de este pensamiento teórico donde, sin duda, se podrá aprender mucho más sobre el mismo.




viernes, 22 de agosto de 2014

107. CUANDO LA LUNA ES DE MELÓN de Ana Ajmátova (rusa, 1889-1966)



Cuando la luna es de melón...de Ana Ajmátova

Cuando la luna es de melón una tajada en la ventana
Y en redor es la calina cerrada la puerta y la casa encantada
Por las azules ramas de glicinas y en la fuente de arcilla hay agua fría
Y la nieve del paño y arde una bujía de cera
Tal que en la niñez, mariposas zumban
La calma, que no oye mi palabra, retumba
Entonces de lo negro de rincones rembrandtianos algo se ovilla de pronto
Y se esconde allí a mano, pero no me estremezco, ni me asusto siquiera...
La soledad en sus redes me hizo prisionera
El gato negro el alma me mira, como ojos centenarios
Y en el espejo mi doble es tal vez mi contrario.
Voy a dormir dulcemente, buenas noches, noche.

Versión de María Teresa León



 http://amediavoz.com/ajmatova.htm#CUANDO LA LUNA ES DE MELÓN

Reseña biográfica
Poeta rusa nacida en Odessa el 23 de junio de 1889.
Hija de una noble familia de origen tártaro, estudió latín, historia y literatura en Kiev y en San Petersburgo.
Se casó con Nikolái Gumiliov en 1910, el más sobresaliente escritor del grupo acmeista, con quien viajó por Italia y Francia. Lectora incansable, leía en sus lenguas originales a Baudelaire, Dante, Horacio y Shakespeare.
Durante muchos años fue silenciada por el régimen soviético. Sus poemas se prohibieron, fue acusada de traición y deportada. A su regreso a Leningrado, en 1944,  produjo su obra más importante, "Requiem",  publicada apenas en 1963. En 1965 fue nombrada Doctor Honoris Causa por la Universidad de Oxford.
"El correr del tiempo", su última obra, es un balance de su trayectoria de 1910 a 1965.
Falleció en Moscú en 1966. ©

sábado, 9 de agosto de 2014

106. ORGULLO Y PREJUICIO de JANE AUSTEN (crítica literaria)

ORGULLO Y PREJUICIO_JANE AUSTEN

En la rígida sociedad inglesa de principios del siglo XIX no cabe, para aquellas muchachas sin demasiados recursos, otra alternativa que la de encontrar un buen esposo. Así ocurre en el hogar de los Benet. Con cinco hijas en edad de casarse y pendientes de que todos sus bienes, a la muerte del patriarca, pasen a ser propiedad de un heredero varón ajeno al propio núcleo familiar, es la propia Señora Benet la que casi obscenamente, casi ejerciendo de madame, trate de arreglar el futuro de sus retoños.
Cada personaje va retratando los vicios de una sociedad, aquella, que no por extinta ha dejado de tener vigor. Una madre inculta e interesada, que es todo apariencia, dejándose en ridículo en la mayoría de sus intervenciones y haciendo que sus propias hijas, aquellas que no han heredado su carácter, sientan vergüenza. Un padre calmado, que parece estar por encima de los estereotipos pero que, sin embargo, se apresura a arreglar el casamiento de una de sus hijas después de que esta se fugase con su enamorado, para evitar, al menos intentarlo, las murmuraciones de sus vecinos.
Unas hijas menores, inconscientes y alocadas, vividoras de su momento, bien por la edad, bien por el especial apego con su madre; y unas hijas, las mayores, más serenas y sensatas que acaban encontrando el amor verdadero al lado de esposos adinerados. Buena moraleja, si lo fuese.
Alrededor personajes variopintos, el afectado primo que busca una esposa porque así ha de ser y rinde pleitesía a Lady Catherine, una adinerada señora embebida de su propia grandeza; la esposa de este, que no lo ama pero con el matrimonio alcanza posición. Bingley y su cohorte, un muchacho formal pero influenciable, rodeado de sus hermanas que le representan y aparentan amistad con aquellos a los que no soportan. Wickhan, el vividor mujeriego, buscador de dotes, que acaba siendo víctima de sus propios engaños y casado con una de las pequeñas de los Benet. Y Darcy, ese personaje altivo y prepotente que solo con el transcurrir de la novela se va convirtiendo en alguien tierno, noble y con un alto sentido del deber.
Nada es lo que parece y nadie es quien aparente, aunque algunos, acaben siéndolo.
“Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia.”

miércoles, 9 de julio de 2014

105. "Lección de piano" y "El anillo encantado" de María Teresa Andruetto





Lección de piano por María Teresa Andruetto

Brilla el asfalto como un vestido de seda
bajo las luces de un teatro
otra vez marzo en la avenida que lleva a la maestra de piano
la llovizna humedece los hilos, la alameda, la resaca de la noche en el billar
alguien seca al sol las fachadas de laja en las casas del centro
levantan puntos de media las chicas de los vascos
y el verano peina el pelo en colas de caballo
cuando sea grande seré concertista dice a todos la niña que va a piano
serás profesora dice la madre a la vuelta de los años
piensa en eso la niña mientras muerde la madera del piano
va su pensamiento lejos del pueblo, más allá de la maestra y del verano.







El anillo encantado por María Teresa Andruetto

Ifigenia tenía el cabello rubio como el trigo y unos ojos más azules que
el lago de Constanza.
Caminaba descalza a la orilla del agua.
Era pálida y leve.
Parecía hecha de aire.
El emperador Carlomagno la vio y se enamoró de ella.
Él era ya un hombre viejo y ella, apenas una muchacha. Pero el Emperador
se enamoró perdidamente y olvidó pronto sus deberes de soberano.
Los nobles de la corte estaban muy preocupados porque nada interesaba
ya a Carlomagno.
Ni dinero.
Ni caza.
Ni guerra.
Ni batallas.
Sólo la muchacha.
A pesar del amor, Ifigenia murió una tarde de abril llena de pájaros.
Los nobles de la corte respiraron aliviados.
Por fin el Emperador se ocuparía de su hacienda, de su guerra y de
sus batallas.
Pero nada de eso ocurrió, porque el amor de Carlomagno no había
muerto.
Hizo llevar a su habitación el cadáver embalsamado de la muchacha.
No quería separarse de él.
Asustado por esta macabra pasión, el Arzobispo del imperio sospechó
un encantamiento y fue a revisar el cadáver.
Muerta, Ifigenia era tan hermosa como cuando caminaba descalza junto
al lago de Constanza.
La revisó de pies a cabeza.
Bajo la lengua dura y helada, encontró un anillo con una piedra azul.
El azul de aquella piedra le trajo recuerdos del lago y del mar distante.
El Arzobispo sacó el anillo que estaba escondido bajo la lengua.
Ni bien lo tomó en sus manos, Carlomagno enterró el cadáver.
Y se enamoró del Arzobispo.
El Arzobispo, turbado y sin saber qué hacer, entregó el anillo a su
asistente.
Ni bien el asistente lo tomó en sus manos, Carlomagno abandonó al
Arzobispo.
Y se enamoró del asistente.
El asistente, aturdido por esta situación embarazosa, entregó el anillo
al primer hombre que pasaba.
Ni bien el hombre lo tomó en sus manos, Carlomagno abandonó al
asistente.
Y se enamoró del hombre.
El hombre, asustado por este amor extraño, empezó a correr con el
anillo en la mano, y el Emperador tras él.
Hasta que se cruzó una gitana y el hombre le entregó el anillo.
Ni bien la gitana lo tomó en sus manos, Carlomagno dejó de perseguir
al hombre.
Y se enamoró de la gitana.
Pero a la gitana se le cayó el anillo al agua.
Ni bien el agua recibió el anillo en su lecho, Carlomagno abandonó a
la gitana.
Y se enamoró del lago de Constanza junto al que lfigenia caminaba
descalza.

domingo, 6 de julio de 2014

103. El texto explicativo



Centro Virtual Cervantes
Diccionario de términos clave de ELE

Texto explicativo

Un texto explicativo se define por su intención de hacer comprender a su destinatario un fenómeno o un acontecimiento. La explicación se organiza en torno a una estructura de problema-solución: se parte de un problema de conocimiento al que se trata de dar respuesta con la aportación de información que ofrezca las claves del problema. Por lo tanto, el texto explicativo es aquel que satisface una necesidad cognitiva, resuelve una duda y desencadena procesos de comprensión de la realidad.
En la lingüística del texto, las primeras aproximaciones al estudio de los textos explicativos se relacionan con actividades cognitivas (E. Werlich 1975). En este sentido, la explicación está relacionada de manera evidente con el proceso humano del comprender con ayuda de conceptos, a través de los procesos de análisis o síntesis. Por otro lado, en los recientes trabajos en torno alanálisis del discurso de la divulgación científica, S. Moirand (1999) considera que la explicación científica se produce cuando el emisor presupone que los destinatarios se interrogan sobre las relaciones entre hechos, procesos o fenómenos, o cuando él mismo induce este tipo de pregunta sobre las razones de los hechos, de los fenómenos o de los procesos; «¿por qué esto ocurre así?», «¿cómo es posible?». La explicación científica se manifiesta en una estructura del tipo «X explica Y» (determinado hecho explica determinado fenómeno), por lo que se concibe como una operación cognitivo-discursiva de orden causal.
En la última década del siglo XX, J. M. Adam (1992, 1999) aborda la explicación desde su teoría de las secuencias textuales. Considera la explicación una unidad textual que presenta un esquema prototípico de estructuración del contenido. Este esquema está constituido por las siguientes proposiciones:
  1. una esquematización inicial, en que se plantea una cuestión en forma de pregunta-problema, en términos de «¿por qué?» o «¿cómo?»;
  2. sigue una explicación-respuesta, que clarifica el problema planteado;
  3. finalmente, puede presentarse una conclusión-evaluación de la respuesta dada.
También de forma optativa una explicación puede iniciarse con un marco o presentación del problema que será objeto de la explicación.
Un texto como el siguiente constituiría una secuencia explicativa prototípica: [Ante una situación de estrés, nuestro organismo está genéticamente condicionado para poner en marcha una serie de respuestas neurobiológicas de «autoprotección» mediadas por hormonas como la adrenalina o el cortisol, que se manifiestan en forma de taquicardia, respiración acelerada, hipertensión, hiperalerta, etcétera.]. Es frecuente que, como en el ejemplo, la primera parte del planteamiento de la cuestión, la pregunta-problema ([«¿Por qué nos afecta el estrés?»]) esté implícita en un texto explicativo. Por otro lado, a menudo una estructura explicativa enmarca una secuencia narrativa, como en los relatos etiológicos (relatos sobre el origen de un lugar, de un nombre, etc.); también se suelen combinar en un mismo discurso fragmentos explicativos y argumentativos. Los géneros discursivos que presentan la explicación como secuencia dominante se producen en el ámbito académico-científico fundamentalmente: los exámenes, los trabajos académicos, los manuales escolares, las entradas enciclopédicas, los tratados científicos o los artículos de divulgación científica, por ejemplo, son textos propiamente explicativos.
Desde la didáctica, se han llevado a cabo descripciones del texto explicativo que persiguen facilitar la enseñanza-aprendizaje de su comprensión y producción. Destaca en ellos el esfuerzo por delimitar el tipo de estructuras retóricas o relaciones lógicas que caracterizan estos tipos de textos, como la enumeración, la causalidad, la comparación, el contraste, la definición o laclasificación, por ejemplo. Estas estructuras pueden ser consideradas procedimientos o saberes estratégicos que contribuyen a hacer comprender un fenómeno, y conseguir así el objetivo prioritario de un texto explicativo. Cada uno de estos procedimientos, además, se materializa en el texto con formas lingüísticas recurrentes en cada lengua, que pueden ser enseñadas, aprendidas y contrastadas en la comunicación.

Otros términos relacionados

Acto de hablaCompetencia discursivaDestrezas lingüísticasSuperestructura textualTipología textual.

Bibliografía básica

  1. Bassols, M. y Torrent, A. M. (1996). Modelos textuales. Teoría y práctica. Barcelona: Octaedro, 1997.
  2. Casalmiglia, H. y Tusón, A. (1999). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso. Barcelona: Ariel.
  3. Montolío, E. (coord.) (2001). Manual práctico de escritura académica, Barcelona: Ariel Practicum, 3 vols.

Bibliografía especializada

  1. Adam, J. M. (1992). Les textes: types et prototypes. Récit, description, argumentation, explication et dialogue. París: Nathan.
  2. Adam, J. M. (1999). Linguistique textuelle. Des genres de discours au textes, París: Ed. Nathan.
  3. Moirand, S. (1999). «Les dimensions dialogiques d'une catégorie discursive: l'explication». En Gambier, Y. y Suomela-Salmi, E. (eds.), Jalons pour le 75e anniversaire de l'enseignement du français à l'Université de Turku, Turku: Publications du Département d'Études Françaises de l'Université de Turku, pp. 71-87.
  4. Werlich, E. (1975). Typologie der Texte. Munich: Fink.
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http://alumnosenredados.blogspot.com.ar/2011/10/el-texto-explicativo.html
El texto explicativo se ocupa de dar a conocer nuevos conocimientos al receptor del texto. Dependiendo del tipo de receptor que sea, si especialista en el tema del que se habla, o no, el texto explicativo será o bien divulgativo, o bien científico.
El texto divulgativo suele tratar temas de interés gneral y son fáciles de enteder. El texto científico, en cambio, trata temas más especializados, dirigirdos a un públido entendido en la materia. Es el caso de una conferencia científica, por ejemplo.

Para hacer una exposición se requiere un proceso:

1. Determinar el tema del que se va a hablar o escribir.
2. Documentarse sobre dicho tema en enciclopedias, diccionarios, internet...
3. Elaborar un guión que nos ayude a ordenar las ideas, a que el discurso sea coherente y claro.
4. Redactar el texto en un lenguaje que sea claro, que sea conciso y que sea, ante todo, correcto: no cometer faltas de ortografía, y siguiendo una estructura clara de sujeto, verbo, complementos.

Una vez concluido el proceso, la exposición debe seguir una estructura determinada.

a. Introducción del tema, en la que aparecerá el título de la exposición.
b. Desarrollo del tema de forma ordenada y clara. Aquí podremos introducir ejemplos que nos ayuden a enriquecer el texto, o citas de libros o de especialistas en la materia que sirvan para lo mismo.
c. Conclusión, en la que aparezca un breve resumen de lo dicho, aunque no todos los temas requieren de este último paso.

Para poder observar estos aspectos, vamos a ver el siguiente vídeo y en un folio en blanco, vamos a indicar el tema del texto. A continuación vamos a intentar definir el guión que se ha seguido para exponer dicho tema, señalando las distintas partes en las que puede dividirse. Esto nos ayudará a hacer un pequeño resumen, de unas doscientas palabras, en el que se explique el contenido del texto.

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