BIENVENIDOS AL BLOG CON LOS APUNTES DE LIBÉLULA desde el 18 de enero de 2009


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EL
18 DE ENERO DE 2009 COMENCÉ A POSTEAR LOS EJERCICIOS REALIZADOS EN EL TALLER LITERARIO DE *EL CLUB DE LOS POETAS VIVOS*, UN GRUPO DE MSN, QUE ME QUEDARON DE RECUERDO DE AQUELLA ÉPOCA INOLVIDABLE, MUY CREATIVA Y DE GRAN AMISTAD.

Después de publicar los ejercicios literarios, me dediqué a postear textos que me interesaron por su contenido sobre diversos temas humanísticos.

SI ALGÚN VISITANTE OSADO QUIERE HACER LOS EJERCICIOS EN LOS COMENTARIOS, ME ENCANTARÁ COMENTARLO Y/O AGREGARLO.





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martes, 10 de diciembre de 2013

98. “LA MUERTE Y LA BRÚJULA”, UN CUENTO ESENCIAL DE JORGE LUIS BORGES Por Andrea Delfini



Análisis literario
http://www.medicosescritores.com.ar/Copia%20(3)%20de%20semblanzas.htm

“LA MUERTE Y LA BRÚJULA”, UN CUENTO ESENCIAL DE JORGE LUIS BORGES

Por Andrea Delfini

Existe un prejuicio acerca del acceso a los textos de Borges debido a su complicación. Es un autor complejo que requiere de una gran atención, paciencia y relectura; desde el punto de vista gramática sus construcciones son estratégicamente trabajadas, en eso radica, entre otras cosas, su distinción como uno de los más destacados escritores de las letras hispanas.

Pero la lectura de Borges, por su complejidad, plantea un desafío que los lectores ávidos de buena literatura no podemos ignorar.

Hay un cuento, que en este artículo me interesa particularmente comentar, punto de partida a una lectura más profunda del resto de la obra de este autor. Se trata de “La muerte y la brújula” (LMB de ahora en más). Esta obra aparece publicada en Ficciones (1944); por su género está emparentada con el policial, más específicamente con la serie británica, representada por Poe (Dupin), Conan Doyle (Sherlock Holmes), llegando a Chesterton (Padre Brown).

Borges toma el policial para parodiarlo(1) a través de distintas estrategias: por un lado invierte la ecuación, el detective va a ser la víctima; el criminal es quien construye el relato (quien realiza la síntesis final es Red Scharlach, el asesino); el crimen verdadero aparece al final y no como en la saga policial, en una primera instancia para ser investigada; quien tiene la verdad es el comisario, no el detective.

La categoría de los sospechosos es otra de las supresiones que el relato despliega para diferenciarse del género.

Finalmente Lönrot (el detective) es esquemático, niega los datos de la realidad, construye una realidad con una trama interesante que conviene más a su arquetipo enraizado en la tradición del policial de enigma.

Dados todos estos elementos de la parodia sostenemos que LMB transcurre en un Buenos Aires enmarcado en lo onírico, según declaraciones de su propio autor; hay un disloque topográfico, un nuevo orden impuesto por la nominalización extranjera a lugares reconocibles de la ciudad en los años ’40.

Si recorremos los escenarios, la puesta en escena de las muertes del relato y el pretendido recorrido que el asesino urde para tramar su último y verdadero crimen, vamos a transitar un camino sugerido al asesino por el propio Lönrot, “puro razonador, un Auguste Dupin” con algo de “aventurero” y “hasta de tahúr”.

El primer crimen ocurre en el Hotel du Nord. “El Hotel du Nord está en el Norte, como el Plaza”(2) *;el narrador lo describe como un “alto prisma que domina el estuario cuyas aguas tienen el color del desierto” , alusión clara a nuestro Río de la Plata.

Si seguimos la lógica de Treviranus (2) **, es él quien encuentra la verdad del caso: su pensamiento pragmático acierta con la trama en primera instancia. Para Lönrot su juicio es “posible pero no interesante” aspecto que denota la lectura que hará del resto de las “huellas” que el asesino tenderá como una verdadera trampa. Treviranus no va a perder tiempo en supuestas “supersticiones judías”, que para Lönrot son la explicación del crimen.

Hay otros elementos topográficos que espejan y reproducen otras topografías borgeanas del Buenos Aires orillero, aquel de la esquina rosada, que aparece en poemas y relatos del autor.

El segundo crimen se comete en el occidente “un callejón final de tapias rosadas” un 3 de enero. El cuerpo de un “hombre emponchado, yacente”, cubierto de sangre, con una puñalada en el pecho, la inscripción en la pared, continúan con el designio.

Un mes después, casualmente 3 de febrero, se comete el supuesto tercer crimen, aunque el cuerpo no aparece. Otra vez, a la explicación hasídica de Lönrot, Treviranus opone un: “¿Y si la historia de esta noche fuera un simulacro?” que va a ser otra vez la visión acertada del crimen.

En un mapa de esa Buenos Aires onírica, los tres puntos de hallazgo del crimen forman un triángulo. La solución del cuarto y último crimen completaría la figura de un rombo, trazado en un mapa que Lönrot descubre luego de cien días de “sedentaria investigación”. Gracias a la brújula y a su estudio del Tetragrámaton (“el inefable nombre de Dios; la tesis de que Dios tiene un nombre secreto, en el cual está compendiado su noveno atributo, la eternidad”), Lönrot descubre la posibilidad de ese cuarto crimen, en el otro vértice del rombo.

Ese laberinto es una trampa para el intelectual Lönrot, lo único no previsto, aparece repetido en la quinta de Triste-le-Roy, cuarto vértice del rombo: “Vista de cerca, la casa de la quinta de Triste-le roy- abundaba en inútiles simetrías y repeticiones maniáticas: a una Diana glacial en un nicho lóbrego correspondía en un segundo nicho otra Diana; un balcón se reflejaba en otro balcón; dobles escalinatas se abrían en doble balaustrada”. Aparecen aquí dos temáticas borgeanas por excelencia, el tema del laberinto y el tema del doble, de los espejos. Teniendo en cuenta que un rombo es la figura proyectada en espejo de un triángulo, se solventa la tesis del investigador. Justamente este cuarto vértice, la quinta de Triste-le- Roy cuya geografía alude al tan mentado Adrogué del autor, es el punto de encuentro para su propia muerte.

Así como existe un Buenos Aires onírico, duplicado, visto bajo el velo de una mirada diversa, la casa de la espera tramposa reproduce esta posibilidad múltiple, esta metáfora que Borges se encargó de tematizar en numerosos relatos y ensayos.

Este es sólo un relato, pero como todo en el universo borgeano posee en su interior gran parte de la temática que va a desplegarse en el resto de la obra.

Una recomendación para enriquecer la lectura de Borges y su posibilidad de ser leída desde lo intertextual es explorar otras lecturas de Poe (especialmente “La carta robada”) y de Chesterton con su inigualable padre Brown.

 Referencias

(1)     Bastos, María Luisa, Relecturas, Hachete, Bs.As., 1989, (Cap. VIII “La muerte y la brújula, modelo de repercusiones incalculables de los verbal” pág 123 – 138).

(2)     * Ruiz Díaz, Borges enigma y clave, Buenos Aires, Nuestro tiempo, 1955, pág. 38.

“Buenos Aires es un puerto como Toulon y Liverpool. El antiguo paseo de Julio -la Rue de Toulon – era la calle del puerto. Bajo las especies de un locativo francés, Triste le Roy, alude crípticamente al triste destino de Eric Lönrot: la raíz germánica escandinava de Eric es forma nórdica equivalente a la latina rex” .

** También los nombre propios concentran bajo su apariencia escandinava o sajona significados simbólicos: así Eric Lönrot quiere decir “rey rojo” Red Scharlach, Rojo escarlata; el apellido Treviranus está fabricado sobre la palabra latina tresviri (triunvirato), “El comisario es tres en uno, y reúne características del comisario y detective clásicos del policial y capta la trama tendida por el pistolero”.

Notas relacionadas

LA VIDA DE JORGE LUIS BORGES

Nacido el 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires, e hijo de un profesor, estudió en Ginebra y vivió durante una breve temporada en España relacionándose con los escritores ultraístas. En 1921 regresó a Argentina, donde participó en la fundación de varias publicaciones literarias y filosóficas, como Prisma (1921-1922), Proa (1922-1926) y Martín Fierro, en las que publicó esporádicamente; escribió poesía lírica centrada en temas históricos de su país, que quedó recopilada en volúmenes como Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929). De esta época datan sus relaciones con Ricardo Güiraldes, Macedonio Fernández, Alfonso Reyes y Oliverio Girondo.

En la década de 1930, a causa de una herida en la cabeza, comenzó a perder la visión, hasta quedar completamente ciego. A pesar de ello, desde 1938 a 1947 trabajó en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires y, más tarde, llegó a convertirse en su director (1955-1973). Conoció a Adolfo Bioy Casares y publicó con él Antología de la literatura fantástica (1940).
A partir de 1955 fue profesor de Literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires. Durante esos años, fue abandonando la poesía en favor del cuento, género literario que recreó y por el que ha pasado a la historia.

Sin embargo, se inició en la literatura con ensayos filosóficos y literarios, algunos de los cuales se encuentran reunidos en Inquisiciones (1925). Historia universal de la infamia (1935) es una colección de cuentos basados en criminales reales. En 1955 fue nombrado académico de su país y hacia 1960 su obra era valorada universalmente como una de las más originales de la literatura hispanoamericana. A partir de entonces se sucedieron los premios y los reconocimientos. En 1961 compartió el Premio Formentor con Samuel Beckett, y en 1980 el Cervantes con Gerardo Diego. Murió en Ginebra, el 14 de junio de 1986.

Los Cuentos

A lo largo de toda su producción, Borges creó un mundo fantástico, metafísico y totalmente subjetivo. Su obra, exigente con el lector y de no fácil comprensión, debido a la simbología personal del autor, ha despertado la admiración de numerosos escritores y críticos literarios de todo el mundo. Describiendo su producción literaria, el propio autor escribió: “No soy ni un pensador ni un moralista, sino sencillamente un hombre de letras que refleja en sus escritos su propia confusión y el respetado sistema de confusiones que llamamos filosofía, en forma de literatura”.

Ficciones (1944) está considerado como un hito en el relato corto y un ejemplo perfecto de la obra borgeana. Los cuentos son en realidad una suerte de ensayo literario con un solo tema en el que el autor fantasea desde la subjetividad sobre temas, autores u obras; se trata, pues, de una ficción presentada con la forma del cuento en el que las palabras son importantísimas por la falsificación (ficción) con que Borges trata los hechos reales. Cada uno de los cuentos de Ficciones es, a decir de la crítica, una joya, una diminuta obra maestra. Además, sucede que el libro presenta una estructura lineal que hace pensar al lector que el conjunto de los cuentos conducirán a un final con sentido, cuando en realidad llevan a la nada absoluta. Otros libros importantes del mismo género son El Aleph (1949) y El hacedor (1960).

Borges fue un devorador de conocimientos y estudió con detenimiento y profundidad la obra de un gran número de escritores y pensadores, especialmente los de lengua inglesa y los españoles del siglo de oro; entre los primeros se encuentran Chesterton, Joseph Conrad, Robert Louis Stevenson, Rudyard Kipling, Thomas de Quincey, y entre los segundos, Francisco de Quevedo y Miguel de Cervantes, especialmente su Quijote. Así, de todo este rico panorama extrajo no solamente motivos e ideas, sino que incluso rehizo fragmentos apócrifos pasados por su universo literario. Y así planteó unos temas recurrentes en sus obras que arrancan de la condición humana como centro y divagan sobre el tiempo, el destino o la muerte, no de una manera lineal, sino entre serpenteantes laberintos y teniendo siempre un trasfondo filosófico (i).

(i) Borges, Jorge Luis, Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000. © 1993-1999 Microsoft Corporation.                                          

miércoles, 27 de noviembre de 2013

97. LETRAS DE CANCIONES DE HEDGAR RENÉ DI FULVIO, poeta, cantor folklórico y médico pediatra (1933-2013)


01-ASI ES LA VIDA - Zamba
02-ALBAHACA Y HARINA - Vidala chayera
03--SUERTE DE POCO - Canción.mp3
04-DEL PAGO E' LA DAMAJUANA - Chacarera
05-ZAMBA DEL AGUA - Zamba
06-LOS VALLISTOS - Aire puneño
07-ZAMBA PARA DON JOAQUIN - Zamba
08-LA DE CALERA - Chacarera
09-POBRECITO CORAZON - Bailecito

Cosco Inna (Zamba)

El junco dormido, la siesta del río,
la verde melena del sauce de allí;
miraron la copla que anoche la luna
dejó en “la juntura” y hoy vino a Cosquín.
La pena del inca, creció en los breñales,
la vieja puestera del valle aprendió,
que del viejo imperio del sol en sus ruinas
quedó cosco-inna, y el tiempo pasó.
Cosco-inna, Cosquín, cordobesa
por tus desafíos el gaucho volvió,
y en el pan de azúcar, que como apacheta
halló las ofrendas que el inca dejó
cosco-inna, Cosquín, mi guitarra,
te deja esta zamba… mi sola oración.
Los bombos legüeros golpearon la copla,
por toda Punilla la vieron pasar;
pero la encontraron entre culantrillos
mojada al rocío de tanto esperar.
Alhajita ella, la flor del imperio,
que esperó al vida para no morir,
y en el nuevo Cuzco del sol por herencia
al sentirse reina se quedó en Cosquín.

http://www.dayanabarrionuevo.com/cosco-inna-hedgar-di-fulvio/



Zambita para mi ausencia (Zamba)
Letra y música: Hedgar Di Fulvio
               I
No soy ni siquiera el eco
Am
de un canto perdido que quiere volver,
                    (G)    (F)    E7
y voy... camino a la ausencia

que sola se agranda por mi padecer.
                               Am
__ Y voy... camino a la ausencia
A7  Dm                    Am
que sola se agranda por mi padecer.
              E7               Am

Estoy... parado en las ruinas
que la noche aquélla dejó en mi partir,
y el sol... que nació en la aurora    ) Bis
para arder el monte no fue para mí.   )

            Estribillo
¡Gritar... para qué!
 A7              Dm
si a nadie le importa de mi atardecer;
                G7                 C
__ total, mi huella es de nadie;
A7   Dm                   Am
todos la caminan, pero no la ven.
           E7                Am
__ Total... total mi huella es de nadie;
A7   Dm                           Am
todos la caminan, pero no la ven.
           E7                Am

                I Bis
A mí... me puso la vida
con esta plegaria que nadie escuchó,
y así... sabiendo que es mía,         ) Bis
con otra picada mi monte se abrió.    )

Adiós... le digo al silencio
que llevo guardado por ley y verdad;
mi voz... será el río seco            ) Bis
que el hombre sediento lo maldecirá.  )

            Estribillo
¡Gritar... para qué!
si a nadie le importa de mi atardecer;
total, mi huella es de nadie;
todos la caminan, pero no la ven.
Total... total mi huella es de nadie;
todos la caminan, pero no la ven.

Nota: Los acordes encerrados entre paréntesis son opcionales, de manera que si tiene dificultad para mantener el ritmo puede suprimirlos.

http://letra-de.com.ar/2007/09/zambita-para-mi-ausencia.html




Yo soy de aquel pago pobre (Chacarera)
Letra y Música: Hedgar Di Fulvio

Yo soy de aquel pago pobre,
Am                   E7
de aquel pago, y es verdad;
                       Am
donde a los perros los venden )
Dm                     Am     ) Bis
y a los changuitos los dan.   )
         E7            Am

Donde pa' matarlo al hambre
se prienden y nada más,
y en esos pechos de madre     ) Bis
que ya sin carnes están.      )

Yo soy de aquel pago pobre
de aquel pago y es verdad,
donde se tejen silencios      ) Bis
sin encontrar el telar.       )

Donde se palea arena
dende que empieza a clarear,
sabiendo que pa' la noche     ) Bis
no ha alcanzao ni pa' sudar.  )

Yo soy de aquel pago pobre
de aquel pago y es verdad,
donde la muerte de miedo      ) Bis
no se quiere ni arrimar.

Donde si pasan los ricos,
desprecean el lugar,
porque la miseria de uno      ) Bis
no se arregla con pasar.

Yo soy de aquel pago pobre
de aquel pago y es verdad
donde a los perros los venden
y a los changuitos los dan.
Yo soy de aquel pago pobre
que le llaman Pucará.


Zambita Para Mi Ausencia, vol.  1 Album: Zambita Para Mi Ausencia, vol. 1 Sello: Fresh Sound Fecha de lanzamiento: 27 de abril 1997
Lista de canciones:
Una Mama
La Chiquititita
Mi Viejo Esperar
Perfil
Zambita Para Mi Ausencia
La Tejedora
Cosco-Inna
Vidita Mia
Luz y Destino
La Ensombrecida
Zamba Para el Abuelo
Ay Vidalita, Vidala
Albahaca y Harina
Magia y Duende
Región Ausente
Un Taco Yaco

96. Hedgar René Di Fulvio ( 9 de julio de 1933-26 de noviembre de 2013)



A los 80 años, falleció Hedgar René Di Fulvio
27/11/2013 | 09:57 Fue poeta, cantor, guitarrero, trabajador incansable y amante de la libertad. Había nacido en la Estancia de Sosa, vecina a la población de Carrilobo el 9 de julio de 1933.
Falleció ayer en Córdoba Hedgar René Di Fulvio; poeta, cantor, guitarrero, trabajador incansable y amante irreductible de la libertad.

Sus restos fueron sepultados esta mañana en el Cementerio Parque del Sol.

Había nacido en la Estancia de Sosa (Establecimiento San Fernando), vecina a la población de Carrilobo el 9 de julio de 1933.

Tal vez el destino quiso que su fecha de nacimiento, coincidiera con la conmemoración del día de la Independencia argentina.

Fue un conocedor profundo del arte nativo en todas sus facetas y un eterno buceador de los misterios que dieron razón de ser a las cosas de su terruño.

Realizó numerosos trabajos de investigación sobre costumbres argentinas y algunos de sus textos alcanzaron reconocimiento internacional, como el llevado a cabo sobre el mate, que fue presentado en conferencia y posterior coloquio en la Universidad de Berkeley de EEUU.

Paralelamente a su trayectoria vinculada al arte, egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba y desarrollo la especialidad de Pediatría ocupando diversos cargos directivos en instituciones médicas.

De su obra poética emana un impostergable sentimiento de justicia social. Sin ningún amaneramiento ni el menor atisbo de concesión demagógica, es el resultado del conocimiento que posee del país y sus gentes de recorrer caminos y comprometerse sin reservas previas con la vida sencilla y noble de sus congéneres.

http://www.cadena3.com/contenido/2013/11/27/122174.asp?titulo=A-los-80-anos-fallecio-Hedgar-Rene-Di-Fulvio

Hedgar René Di Fulvio nació en la Estancia de Sosa (Establecimiento San Fernando), vecina a la población de Carrilobo el 9 de julio de 1933.Tal vez el destino quiso que su fecha de nacimiento, coincidente con la conmemoración del día de la Independencia argentina, lo signara para una existencia ligada estrechamente a los sentires más profundos del hombre de su tierra; pooeta, cantor, guitarrero, trabajador incansable y amante irreductible de la libertad, virtudes o cualidades que lo identifican con sus ancestros. Así es Hedgard, conocedor profundo del arte nativo en todas sus facetas. Eterno buceador de los misterios que dieron razón de ser a las cosas de su terruño, realizó numerosos trabajos de investigación sobre costumbres argentinas y algunos de sus textos alcanzaron reconocimiento internacional, como el llevado a cabo sobre el mate, que fue presentado en conferencia y posterior coloquio en la Universidad de Berkeley de EEUU.Paralelamente a su trayectoria vinculada al arte, Edgar Di Fulvio egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba y desarrollo la especialidad de Pediatría ocupando diversos cargos directivos en instituciones médicas. De su obra poética emana unimpostergable sentimiento de justicia social. Sin ningún amaneramiento ni el menor atisbo de concesión demagógica, es el resultado del conocimiento que posee del país y sus gentes de recorrer caminos y comprometerse sin reservas previas con la vida sencilla y noble de sus congéneres. Radicado en la actualidad en Capitán Sarmiento, provincia de Buenos Aires, este integrante de una tradicional familia de artistas, alterna su labor profesional en el campo de la Pediatría con su otro amor, el que siente por la música, la poesía y su eterna compañera, la guitarra.



HEDGAR DI FULVIO
       LOS REFERENTES EN EL FOLKLORE :
“En la vida las cosas que se cobran son para solucionar la necesidad, no la vanagloria de la fama”

Hace un tiempo cuando todavía Hegard Di Fulvio residía en Capitán Sarmiento lo hemos visitado en su casa. Hoy Córdoba lo cobija como uno de sus hijos más dilectos. Escritor de libros “Poemas de  señales” y “Trenzando parejo”. “Zambita para mi ausencia”, Mis changuitos así son”,”Chacarera pa’ las viejas,”chacarera de los novios”, “gallo calavera, “Yo soy de aquel pago pobre,”Taco-Yaco”, “Flor de tusca” son algunos de los títulos de sus casi 300 canciones.  Colaborador literario de la Revista Folklore, del diario “La voz del interior”, cancioneros populares, En su larga trayectoria ha sabido entrelazar su profesión de médico pediatra con el de cantor de nuestras tradiciones.

Nací en el establecimiento San Fernando, en los pagos de Carrilobos en la provincia de Córdoba, donde mis abuelos paternos arrendaban 320 hectáreas.  Los 9 colonos eran casi todos italianos, los Toloza, Ferretti, Rochetti.  El abuelo al ser muy creyente festejaba los santos de su familia y el 17 de enero día de San Antonio hacía una fiesta muy grande coincidiendo con la junta del maíz que se entrojaba, del alpiste, del mijo y el lino que se embolsaba, con toda la gente que venía para la cosecha.  Allí se daban cita las tonadas de gran parte del país: De Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, a veces correntinos. Peones golondrina. Algunos vivían en unas casitas, otros en un galpón grande. Para esa fiesta sacaban las guitarras, algún bandoneón y se cantaba mucho.  Me están haciendo acordar cosas que ni yo sabía que me podía acordar.  Las estoy “plumeriando”.

-Seguro que ese fogón guarda muchas nostalgias.

Allí nosotros siempre encontrábamos el lugar justo para cantar. A la noche se juntaban alrededor de un fogón y contaban cuentos de aparecidos. ¡Huy! Había uno llamado Esmeraldo Fuentes, criollo al que después le hice un relato, que se sentaba en un cajón con marlos y contabas esos cuentos, que te hacían morir de miedo si a alguien se le ocurría que vayas a buscar cualquier cosa al patio. Creo que en esos fogones empezaron a arder las ansias de querer ser cantor. No duró mucho esa vida, cuando tuve que ir a la escuela nos fuimos al pueblo primero, después un tío me llevó a estudiar a Córdoba capital, pero como sufre mucho la familia cuando por diversos motivos se empieza a desgajar, terminamos viviendo todos en la ciudad y allí cambió un poco la libertad.

-¿Nace primero el cantor, y después el escritor?

- Aunque con problemas  de notas.  Mi profesor Centeno me puso un 3 a las primeras octavillas que escribí para mi escuela. Pero supe reponerme rápido. En aquella época los géneros eran fundamentales.  Ahora le llaman poesía o poema a cualquier cosa, antes literariamente nos exigían mucho en la parte genérica, debía tener una estructura. Desde ese momento nunca dejé de escribir.

-¿Y el Hegard bailarín?

Cuando salí del seminario empecé a bailar, llegué a tener importancia en Córdoba.  Fui director del cuerpo estable de baile del teatro Rivera Indarte, con ellos bailé en muchos lugares importantes.  Dejé de hacerlo cuando vi una película “Zapatillas coloradas”.  Los que allí bailaban,  después fueron grandes bailarines del país. Los payasos convocan por la maravilla de hacer reír, pero una danza no es para risa, ella siempre es el preludio de algo. Me fui del teatro en el ´56 y de ahí en adelante empecé a bailar en las peñas  folklóricas cordobesas, donde me pagaban.  Recuerdo que pedía  permiso por una hora a las autoridades, salía al recreo y como las peñas estaban a 3 cuadras del colegio podía bailar sin problemas.

-Cuando empieza a hacer música.

-Estaba en el secundario, cuando Carlos, mi hermano empezó a hacer música.  A esas cosas fue lo primero que le puse letra.  Creo que lo primero fue a un bailecito que tiene una parte en quichua. Todos los que hice tienen la misma virtud en determinado momento, hasta aquel que no se ha cantado nunca por viejo, es el mejor par mí. Es como el pan, uno hornea y el que saca es el mejor.

-¿Qué motivo o a quien se quedó  con ganas de escribirle?

-Yo entiendo que todos los motivos que me han llegado a la manera que tengo de dar, a la riqueza de espíritu,  creo le he cantado a todos. Cuando canto temas de otros autores es porque yo no tuve tiempo de escribirle. Yo me siento más cerca de aquellos que incursionaron en una temática muy particular.  Esa fue la literaria folklórica.  Me identifico con Jaime Dávalos, Petrocelli, Tejada Gómez, al que conocí en el año ´53 cuando escribía los avisos en LT10 de Mendoza. La diferencia con él es que una cosa escribir con idea y otra con ideología.  En ese punto yo pienso que la estructura de la obra se desandamia, hace como la Torre de Pisa, se vuelca hacia un lado. La temática es el hombre, siempre el hombre rodeado de su entorno. Yo no entiendo el paradigma literario actual en lo erogenito.  Nuestro folklore carece de ello. Solo tiene una necesidad muy humilde pero muy cara para los valores y cara para lo económico.  Por eso se lo ha tratado de poner en una cosa productiva. Hace unos años creo que en el ´67 me llamaron para ser jurado en un festival, junto a Lázaro Flury y Hernán Figueroa Reyes, cuando se abren los sobres el primer premio quedó desierto.  Y allí vino todo un  problema del que tomaron asidero las empresas que habían hecho el festival.  Esa noche yo les dije –“Ustedes y yo tenemos que seguir siendo argentinos, no usar las letras de argentinos”-En ese momento seguí opinando cosas importantes para aquella época y tuve serios problemas con la discográfica. A mí no me interesaba tener un disco bajo el brazo, mi interés pasaba por otras cosas.

-Entre tantos caminos andados, seguramente se habrá encontrado con grandes músicos desconocidos.

- En la época nuestra había tremendos músicos.  Éramos “gorgojos de la pulenta”.  Gente que después de trabajar sus 8 o 12 horas, no podían salir.  Ellos habían perdido la libertad. Eran los pájaros ciegos que cantaban en la casa. Fíjense lo que pasa con Mendoza, después de Hilario Cuadros, no hubo casi nada, todo fue muy esporádico, pero si tiramos una guitarra seguro no va a caer en el suelo… seguro pasa lo mismo en san Juan. Lo que influyó en nosotros era la formación que daba la educación de aquella época.  Para mí es más fácil hacer un soneto que un poema.  Pero ahora hay un montón de sonetos que no son tal, tiene  14 versos pero carecen de la métrica, el acento o la estructura literaria propiamente dicha…lo más triste es que dicen que lo son. Nosotros leíamos a Juan Carlos Dávalos, Joaquín V. González, y también a los poetas del siglo de oro español.La generación mía tuvo un gran problema, no era fácil surgir, lo hicieron quienes podían pagarse sus cosas primeras. Los demás no.  Siempre la misma historia.  Cuando uno llega a viejo recién se da cuenta.

-¿Que opina de las grabaciones de sus temas hechas por jóvenes cantores?

-Hace unos meses en Córdoba me hicieron escuchar algunas.  Cuando me preguntaron si estaban bien, yo dije que para esta época sí. Pero yo sigo viviendo en la mía. Aunque viviera en esta seguramente la hubiera hecho a la canción de la misma forma, lo que cambió es la interpretación. Cuando nos juntamos varios compositores, alguno me dijo que debería haber prohibido la grabación.  ¿Y porqué? Si es una expresión y por lo tanto respetable. Lo que importa es que el cantor sepa donde está el punto de partida de eso. En especial en “Yo soy de aquel pago pobre”.  Por desgracia a pesar de los años sigue existiendo la miseria sin que nadie haga nada por su desaparición.  Una letra de gran contenido social, de calidad espiritual. Sucede que los que la escuchan tienen otro parámetro.  Más comercialidad que espiritualidad y calidad.

-¿Se siente pago en este camino del canto?

-Pienso que eso si no se da se pierde, es la moneda del alma.  En la vida las cosas que se cobran, se debe hacer para solucionar la necesidad no la vanagloria de la fama que es lo que hace la mayoría.

                                                     CARLOS Y GRACIELA ARANCIBIA
http://www.folkloretradiciones.com.ar/articulos/hedgar_difulvio.htm

viernes, 22 de noviembre de 2013

95. Final para un cuento fantástico, minicuento de I.A. Ireland (inglés, 1871-?)



-¡Que extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!
La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.

-¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos han encerrado a los dos!

-A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.

Pasó a través de la puerta y desapareció.




(Publicado en "Antología de la literatura fantástica" de J. L. Borges, A. Bioy Casares y Silvina Ocampo, pág. 101, edit. DEBOLS!LLO, año 2010)

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/mini/final_para_un_cuento_fantastico.htm

http://llevatetodo.com/final-para-un-cuento-fantastico-comprension-estructura/

I. ACTIVIDADES
1. ¿Por qué se asustó el hombre?
2. ¿Por qué la muchacha dijo que sólo habían encerrado a uno?
3. ¿Qué título le pondrías? Explica por qué lo elegiste.
4. ¿Cuál es el hecho extraño que ocurre en el cuento?
5. ¿Qué tipo de cuento es? ¿Por qué?
6. ¿Qué personaje típico de estos cuentos aparece en el relato?
7. Clasifica las palabras subrayadas según sean: sustantivos, adjetivos o verbos.

II. Según el cuento que acabas de leer, selecciona la alternativa correcta para cada una de las afirmaciones:
1. El relato es un texto narrativo porque:
a) Explica cuáles son los objetos que había adentro de la casa.
b) Muestra acciones llevadas a cabo por personajes en un tiempo y en un espacio determinados.
c) Su función es entretener.

2. La Situación Inicial del relato es:
a) Se encuentran con una pesada puerta.
b) Quedan maravillados frente a la puerta.
c) Escapan hacia una casona.

3. El Conflicto del cuento es:
a) La muchacha y el hombre se encuentran con una gran puerta.
b) Están escapando desesperadamente.
c) Quedan encerrados.

4. Una explicación racional para explicar el hecho extraño puede ser:
a) La muchacha es una hada madrina y logra salir de allí.
b) El hombre es un ser débil y enfermo, por lo cual, no puede elaborar una estrategia para escapar.
c) El emisor cuenta un sueño.

viernes, 1 de noviembre de 2013

93. POEMAS INSPIRADOS EN LA LLUVIA de Isaac Felipe Azofeifa, Juana De Ibarbourou, Federico García Lorca, Jorge Luis Borges, José Ángel Buesa y Raúl González Tuñón



SE OYE VENIR LA LLUVIA de Isaac Felipe Azofeifa (1909-1997)
La casa de mi infancia es de barro del suelo a la teja,
y de maderas apenas descuajadas, que en otro tiempo obedecieron
hachas y azuelas en los cercanos bosques.
El gran filtro de piedra vierte en ella, tan grande,
su agua de fresca sombra.
Yo amo su silencio, que el fiel reloj del comedor vigila.
Me escondo en los muebles inmensos.
Abro la despensa para asustarme un poco
del tragaluz, que hace oscuros los rincones.
Corro aventuras inauditas cuando entro
en el huerto cerrado que me está prohibido.
En la penumbra de la tarde, que va cayendo lenta
sobre el mundo, el grillo del hogar canta de pronto,
y su estribillo triste riega en el aire quieto,
paz y sueño sabrosos.

Cuando venían las lluvias miraba los largos aguaceros
desde el ancho cajón de las ventanas.
Nunca huele a tierra tanto como esa tarde.
Se oye la lluvia primero en el aire venir como un gigante
que se demora, lento, se detiene y no llega,
y luego, están ahí sus pies sobre las hojas, tamborileando,
rápidos, mojando,
y lavando sus manos deprisa, tan deprisa, los árboles,
el césped, los arroyos,
los alambres, los techos, las canoas.

Pero también su llanto desolado,
su sinrazón de ser triste, su acabarse de pronto,
sin objeto ni adiós,
para siempre en mi infancia, para siempre.


Llueve en mi alma ahora, como entonces.



BAJO LA LLUVIA de Juana De Ibarbourou (1892-1979)
¡Cómo resbala el agua por mi espalda!
¡Cómo moja mi falda,
y pone en mis mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve,
y voy, senda adelante,
con el alma ligera y la cara radiante,
sin sentir, sin soñar,
llena de la voluptuosidad de no pensar.
Un pájaro se baña
en una charca turbia. Mi presencia le extraña,
se detiene… me mira… nos sentimos amigos…
¡Los dos amamos muchos cielos, campos y trigos!
Después es el asombro
de un labriego que pasa con su azada al hombro
y la lluvia me cubre de todas las fragancias
de los setos de octubre.
Y es, sobre mi cuerpo por el agua empapado
como un maravilloso y estupendo tocado
de gotas cristalinas, de flores deshojadas
que vuelcan a mi paso las plantas asombradas.
Y siento, en la vacuidad
del cerebro sin sueño, la voluptuosidad
del placer infinito, dulce y desconocido,
de un minuto de olvido.
Llueve, llueve, llueve,
y tengo en alma y carne, como un frescor de nieve.



LLUVIA de Federico García Lorca (1898-1936)
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje. 

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante. 

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe. 

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne. 

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales. 

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre. 

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe. 

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes! 

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres. 

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave. 

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte. 

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!



LA LLUVIA de Jorge Luis Borges (1899-1986)
Bruscamente la tarde se ha aclarado 
Porque ya cae la lluvia minuciosa. 
Cae o cayó. La lluvia es una cosa 
Que sin duda sucede en el pasado. 

Quien la oye caer ha recobrado 
El tiempo en que la suerte venturosa 
Le reveló una flor llamada rosa 
Y el curioso color del colorado. 

Esta lluvia que ciega los cristales 
Alegrará en perdidos arrabales 
Las negras uvas de una parra en cierto 

Patio que ya no existe. La mojada 
Tarde me trae la voz, la voz deseada, 
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.


 NOCTURNO IV de José Ángel Buesa (1910-1982)
Así estás todavía de pie bajo la lluvia,
bajo la clara lluvia de una noche de invierno.
De pie bajo la lluvia me llega tu sonrisa;
de pie bajo la lluvia te encuentra mi recuerdo.

Siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia,
con un polvo de estrellas muriendo en tus cabellos.
Y tu voz, que nacía del fondo de tus ojos,
y tus manos cansadas que se iban en el viento...

Y aquel cielo de plomo y el rumor de los árboles,
y la hoja aquella que te cayó en el seno...
y el rocío nocturno dormido en tus pestañas,
y engarzando diamantes en tu vestido negro.

Así estás todavía lejanamente cerca,
desde tu lejanía de sombra y de silencio...
Mi corazón te llama de pie bajo la lluvia;
de pie bajo la lluvia te acercas en el sueño.

La vida es tan pequeña que cabe en una noche.
—Quizás fue que en la sombra me encontré con tu beso—.
Y por eso me envuelve, de pie bajo la lluvia,
el sabor de tu boca y el olor de tu cuerpo.

Sí. Me has dejado triste. Porque pienso que acaso
ya no estarás conmigo cuando llueva de nuevo;
y no he de verte entonces de pie bajo la lluvia,
con las manos temblando de frío y de deseo.

Pero, aunque habrá otras noches cargadas de perfumes,
y otras mujeres, y otras, a lo largo del tiempo,
siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia,
bajo la lluvia clara de una noche de invierno.



CANCIÓN DE LA LLUVIA de José Ángel Buesa (1910-1982)

Acaso está lloviendo también en tu ventana; 
Acaso esté lloviendo calladamente, así. 
Y mientras anochece de pronto la mañana, 

yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí.

Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo, 
sintiendo que despierta tu ternura de ayer. 
Y, si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo, 
y aún lloverá en tus ojos, al dejar de llover.


LLUVIA de Raúl González Tuñón (1905-1974)
Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados.
Otras veces cae con furia y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
Sus tambores acunan nuestras noches y la lectura corre a su lado por los canales del sueño.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban.
No habían despertado todavía al amor, no sabían nada de nosotros.
De nuestro gran secreto.
Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos, la ternura de nuestra fatiga.
Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras de ellos. Todo, todo ha desaparecido y estamos solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección.
Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la violencia de la lluvia.
Te quiero con todos los tambores de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.
Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada. recién estamos descubriendo los puentes y las casas, las ventanas y las luces, los barcos y los horizontes.
Tú estás arriba, suntuosa y bíblica, pero tan humana; increíble, pero tan real; numerosa, pero tan mía.
Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Oh, visitante.
Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el destino único.
Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa, que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo seamos dos sombras y todavía estemos pegados, juntos, subiendo siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable.
Oh, visitante.
Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
estoy tocado de tu destino.
Al extremo de que nada te pertenece sino yo.
Al extremo de que nada me pertenece sino tú.
Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas, las fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra congoja, los humildes barrios de los trabajadores.
La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello y triste, y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría. intima, recóndita alegría.
Estoy tocado de tu destino.
Oh, lluvia. oh, generosa.





miércoles, 30 de octubre de 2013

92. EL FANTASMA de Enrique Anderson Imbert, (argentino, 1910-2000)


Se dio cuenta de que acababa de morirse cuando vio que su propio cuerpo, como si no fuera el suyo sino el de un doble, se desplomaba sobre la silla y la arrastraba en la caída. Cadáver y silla quedaron tendidos sobre la alfombra, en medio de la habitación.
¿Con que eso era la muerte?
¡Qué desengaño! Había querido averiguar cómo era el tránsito al otro mundo ¡y resultaba que no había ningún otro mundo! La misma opacidad de los muros, la misma distancia entre mueble y mueble, el mismo repicar de la lluvia sobre el techo... Y sobre todo ¡qué inmutables, qué indiferentes a su muerte los objetos que él siempre había creído amigos!: la lámpara encendida, el sombrero en la percha... Todo, todo estaba igual. Sólo la silla volteada y su propio cadáver, cara al cielo raso.
Se inclinó y se miró en su cadáver como antes solía mirarse en el espejo. ¡Qué avejentado! ¡Y esas envolturas de carne gastada! "Si yo pudiera alzarle los párpados quizá la luz azul de mis ojos ennobleciera otra vez el cuerpo", pensó.
Porque así, sin la mirada, esos mofletes y arrugas, las curvas velludas de la nariz y los dos dientes amarillos, mordiéndose el labio exangüe estaban revelándole su aborrecida condición de mamífero.
-Ahora que sé que del otro lado no hay ángeles ni abismos me vuelvo a mi humilde morada.
Y con buen humor se aproximó a su cadáver -jaula vacía- y fue a entrar para animarlo otra vez.
¡Tan fácil que hubiera sido! Pero no pudo. No pudo porque en ese mismo instante se abrió la puerta y se entrometió su mujer, alarmada por el ruido de silla y cuerpo caídos.
-¡No entres! -gritó él, pero sin voz.
Era tarde. La mujer se arrojó sobre su marido y al sentirlo exánime lloró y lloró.
-¡Cállate! ¡Lo has echado todo a perder! -gritaba él, pero sin voz.
¡Qué mala suerte! ¿Por qué no se le habría ocurrido encerrarse con llave durante la experiencia. Ahora, con testigo, ya no podía resucitar; estaba muerto, definitivamente muerto. ¡Qué mala suerte!
Acechó a su mujer, casi desvanecida sobre su cadáver; y su propio cadáver, con la nariz como una proa entre las ondas de pelo de su mujer. Sus tres niñas irrumpieron a la carrera como si se disputaran un dulce, frenaron de golpe, poco a poco se acercaron y al rato todas lloraban, unas sobre otras. También él lloraba viéndose allí en el suelo, porque comprendió que estar muerto es como estar vivo, pero solo, muy solo.
Salió de la habitación, triste.
¿Adónde iría?
Ya no tuvo esperanzas de una vida sobrenatural. No, no había ningún misterio.
Y empezó a descender, escalón por escalón, con gran pesadumbre.
Se paró en el rellano. Acababa de advertir que, muerto y todo, había seguido creyendo que se movía como si tuviera piernas y brazos. ¡Eligió como perspectiva la altura donde antes llevaba sus ojos físicos! Puro hábito. Quiso probar entonces las nuevas ventajas y se echó a volar por las curvas del aire. Lo único que no pudo hacer fue traspasar los cuerpos sólidos, tan opacos, las insobornables como siempre. Chocaba contra ellos. No es que le doliera; simplemente no podía atravesarlos. Puertas, ventanas, pasadizos, todos los canales que abre el hombre a su actividad, seguían imponiendo direcciones a sus revoloteos. Pudo colarse por el ojo de una cerradura, pero a duras penas. Él, muerto, no era una especie de virus filtrable para el que siempre hay pasos; sólo podía penetrar por las hendijas que los hombres descubren a simple vista. ¿Tendría ahora el tamaño de una pupila de ojo? Sin embargo, se sentía como cuando vivo, invisible, sí, pero no incorpóreo. No quiso volar más, y bajó a retomar sobre el suelo su estatura de hombre. Conservaba la memoria de su cuerpo ausente, de las posturas que antes había adoptado en cada caso, de las distancias precisas donde estarían su piel, su pelo, sus miembros. Evocaba así a su alrededor su propia figura; y se insertó donde antes había tenido las pupilas.
Esa noche veló al lado de su cadáver, junto a su mujer. Se acercó también a sus amigos y oyó sus conversaciones. Lo vio todo. Hasta el último instante, cuando los terrones del camposanto sonaron lúgubres sobre el cajón y lo cubrieron.
Él había sido toda su vida un hombre doméstico. De su oficina a su casa, de casa a su oficina. Y nada, fuera de su mujer y sus hijas. No tuvo, pues, tentaciones de viajar al estómago de la ballena o de recorrer el gran hormiguero. Prefirió hacer como que se sentaba en el viejo sillón y gozar de la paz de los suyos.
Pronto se resignó a no poder comunicarles ningún signo de su presencia. Le bastaba con que su mujer alzara los ojos y mirase su retrato en lo alto de la pared.
A veces se lamentó de no encontrarse en sus paseos con otro muerto siquiera para cambiar impresiones. Pero no se aburría. Acompañaba a su mujer a todas partes e iba al cine con las niñas. En el invierno su mujer cayó enferma, y él deseó que se muriera. Tenía la esperanza de que, al morir, el alma de ella vendría a hacerle compañía. Y se murió su mujer, pero su alma fue tan invisible para él como para las huérfanas.
Quedó otra vez solo, más solo aún, puesto que ya no pudo ver a su mujer. Se consoló con el presentimiento de que el alma de ella estaba a su lado, contemplando también a las hijas comunes. ¿Se daría cuenta su mujer de que él estaba allí? Sí... ¡claro!... qué duda había. ¡Era tan natural!
Hasta que un día tuvo, por primera vez desde que estaba muerto, esa sensación de más allá, de misterio, que tantas veces lo había sobrecogido cuando vivo; ¿y si toda la casa estuviera poblada de sombras de lejanos parientes, de amigos olvidados, de fisgones, que divertían su eternidad espiando las huérfanas?
Se estremeció de disgusto, como si hubiera metido la mano en una cueva de gusanos. ¡Almas, almas, centenares de almas extrañas deslizándose unas encimas de otras, ciegas entre sí pero con sus maliciosos ojos abiertos al aire que respiraban sus hijas!
Nunca pudo recobrarse de esa sospecha, aunque con el tiempo consiguió despreocuparse: ¡qué iba a hacer! Su cuñada había recogido a las huérfanas. Allí se sintió otra vez en su hogar. Y pasaron los años. Y vio morir, solteras, una tras otra, a sus tres hijas. Se apagó así, para siempre, ese fuego de la carne que en otras familias más abundantes va extendiéndose como un incendio en el campo.
Pero él sabía que en lo invisible de la muerte su familia seguía triunfando, que todos, por el gusto de adivinarse juntos, habitaban la misma casa, prendidos a su cuñada como náufragos al último leño.
También murió su cuñada.
Se acercó al ataúd donde la velaban, miró su rostro, que todavía se ofrecía como un espejo al misterio, y sollozó, solo, solo ¡qué solo! Ya no había nadie en el mundo de los vivos que los atrajera a todos con la fuerza del cariño. Ya no había posibilidades de citarse en un punto del universo. Ya no había esperanzas. Allí, entre los cirios en llama, debían de estar las almas de su mujer y de sus hijas. Les dijo "¡Adiós!" sabiendo que no podían oírlo, salió al patio y voló noche arriba.


domingo, 4 de agosto de 2013

91. SI... de Rudyard Kipling Rudyard Kipling

Rudyard Kipling (1865-1936)


Si... (Kipling)

Edición de Si por Doubleday Page and Company, Garden City, New York, 1910.
«Si...» (originalmente "If—") es un poema escrito en 1896 por el autor inglés Rudyard Kipling, que conforman las reglas del comportamiento británico.

Descripción
Fue publicado por primera vez en el «Brother Square Toes», capítulo de Rewards and Fairies, colección de poemas y relatos de Kipling de 1910. Como también ocurriera con Invictus, obra de William Ernest Henley, se trata de una memorable evocación del estoicismo de la era victoriana. Su reconocimiento internacional queda patente por el gran número de versiones y parodias que ha inspirado, así como por la amplia popularidad que todavía hoy tiene especialmente entre los británicos (tal es así que fue votado el poema favorito de los británicos en una encuesta organizada por la BBC en 1995). Uno de sus versos, «If you can meet with Triumph and Disaster and treat those two impostors just the same» («Si te encuentras con el Triunfo y la Derrota y a estos dos impostores los tratas de igual forma») está escrito en la pared de la entrada de jugadores de la pista central del torneo británico de tenis de Wimbledon. El poema completo fue leído por Roger Federer y Rafael Nadal para un vídeo promocional de la final masculina de Wimbledon de 2008.
Según el propio Kipling en su autobiografía Something of Myself, publicado póstumamente en 1937, el poema fue inspirado por el Dr. Leander Starr Jameson, quien en 1895 lideró una incursión de las fuerzas británicas contra los Boers en Sudáfrica, que por ello fue llamada la «Incursión de Jameson».1 Este evento incrementó las tensiones que finalmente desembocaron en la Segunda Guerra Anglo-Bóer. La prensa británica, sin embargo, retrató a Jameson como un héroe en medio del desastre.
El poema[editar · editar fuente]

If—

If you can keep your head when all around you
Are losing theirs and blaming it on you;

If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;

If you can wait and not be tired by waiting,
Or, being lied about, don't deal in lies,
Or, being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise;

If you can dream—and not make dreams your master;
If you can think—and not make thoughts your aim;
If you can meet with triumph and disaster
And treat those two imposters just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to broken,
And stoop and build 'em up with wornout tools;

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on";

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings—nor lose the common touch;
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run

Yours is the Earth and everything that's in it,

And—which is more—you'll be a Man my son!

Si...
Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
han perdido la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aun así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.

Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un solo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos de lucha bravía...

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.



Rudyard Kipling
Joseph Rudyard Kipling fue un escritor y poeta británico nacido en la India. Autor de relatos, cuentos infantiles, novelista y poeta, se le recuerda por sus relatos y poemas sobre los soldados británicos ... Wikipedia
Fecha de nacimiento: 30 de diciembre de 1865, Bombay, India
Fecha de la muerte: 18 de enero de 1936
Padres: Alice Kipling, John Lockwood Kipling
Premios: Premio Nobel de Literatura



jueves, 25 de julio de 2013

90. LA ENSEÑANZA DEL MARXISMO ACTUALMENTE por Federico Zertuche González


 http://www.destiempos.com/n14/federicozertuche_14.htm

Federico Zertuche González, estudió derecho en la Escuela Libre de Derecho de México, D.F., ha sido profesor de Historia de México en el I.T.E.S.M., campus Monterrey, N.L,, así como en la Universidad de Monterrey, antigua Facultad de Derecho de las materias Teoría del Estado, Ideas Políticas y Derecho Internacional Privado. También profesor de Literatura e Historia de México en el Liceo Michoacano de Morelia. Funcionario de la S.R.E. en Asuntos Culturales. Miembro del Servicio Exterior Mexicano de 1980 a 1992, sirviendo en las Embajadas de México en Ecuador, Estados Unidos de América y en Colombia, donde se desempeñó como Agregado Cultural y Primer Secretario para asuntos políticos. Es periodista cultural e internacional, ha sido editor de la revista Bien Común, y colaborador en diversos periódicos y revistas. Finalista al Premio Octavio Paz 1998.



LA ENSEÑANZA DEL MARXISMO ACTUALMENTE por Federico Zertuche González

Es notable y digno de mención que en algunos bachilleratos y universidades mexicanos todavía se impartan clases de marxismo como paradigma o modelo a realizar, al tiempo de recurrir al análisis marxista para estudiar filosofía, historia y economía, así como otras ciencias y disciplinas, como si tuviese plena vigencia y siguiera siendo válido filosófica, científica, ideológica y políticamente.

Aparte de que efectivamente desde hace muchas décadas el marxismo ha sido plenamente contestado y demolido filosófica y científicamente, puestos en evidencia sus falacias y erróneos fundamentos y caer en desuso como teoría o método de análisis con pretensiones científicas; más contundente aún resultó el fracaso de su práctica política en los llamados países de socialismo real: el colapso del comunismo fue escandaloso y patético, una terrible lección que la humanidad no debe olvidar y que vino a confirmar las contradicciones y falacias de sus bases teóricas e ideológicas.

En efecto, los países que padecieron el comunismo real no solo terminaron en estruendosa quiebra económica y devastación ecológica, sino que sus pueblos sufrieron interminables quebrantos en todos sus derechos humanos, conculcadas sus libertades políticas, económicas, civiles, religiosas, individuales y sociales: violados sistemáticamente por dictaduras de partido único amparadas por legislaciones arbitrarias y despóticas cuyos aparatos policiacos represivos y criminales se encargaban de ejecutarlas despiadadamente.

Los múltiples y elocuentes testimonios de campos de concentración y exterminio como el Gulag o Kolima, así como de la sistemática vigilancia y represión de las policías políticas (KGB, Stassi, et al) en contra de la población son innumerables, fehacientes y altamente dramáticos; han sido documentados por las propias víctimas, sus familiares, intelectuales, periodistas e historiadores que han puesto en evidencia los crímenes cometidos para que no sean olvidados y dejar testimonio aleccionador.

El dramatismo de los acontecimientos que provocaron la caída del Muro de Berlín, los hechos previos y posteriores, simbolizan el colapso mundial del comunismo, su rotundo fracaso, la estela de sufrimiento, muerte e innumerables pérdidas humanas y materiales que supusieron sus regímenes: esa pesadilla del siglo XX que sacrificara en el altar de las ideas abstractas a millones de personas concretas, como diría Enrique Krauze.

Y aún así, no obstante toda la inmundicia salida de las cloacas de esos sistemas luego de su colapso, pululan todavía en México algunos comunistas trasnochados anclados en la última glaciación ideológica, que persisten en seguir adoctrinando a los chicos de bachilleres o de universidad (verdaderos cautivos ideológicos), en marxismo y análisis marxista como si fuese la panacea y el ideal a seguir, al tiempo de denostar y presentar como contradictorio, criminal y malvado al capitalismo; es decir, enseñan a los alumnos a despreciar el sistema en el que viven y a calificarlo moralmente como malo y perverso. Del socialismo real, ni una crítica enderezan.

Inculcan en los jóvenes estudiantes, (explotando el idealismo romántico y justiciero propio de su edad), resentimientos, odios e impulsos reivindicatorios al adoctrinarlos mediante ideas seudo científicas como la lucha de clases, el materialismo dialéctico, la necesidad de la revolución violenta para derrocar al sistema burgués, la dictadura del proletariado, la abolición de las clases sociales y de la propiedad privada, el determinismo y monismo económico que pregonan y la instauración del comunismo como panacea liberadora de la explotación capitalista.

No es casual ni debe sorprendernos constatar la presencia de “estudiantes” mexicanos en campamentos clandestinos de guerrilleros de las FARC, levantadas en armas en contra del gobierno legítimo y democráticamente elegido de Colombia, asentados en territorio del Ecuador con la connivencia del gobierno de éste país y apoyados por el sátrapa de Venezuela.

El padre de una de las mexicanas heridas en dicho campamento justifica su presencia alegando que su hija estaba “estudiando”, realizando una “investigación académica”,(aunque se sabe que hace muchos años que dejó la Universidad al concluir el ciclo escolar), justo en un campamento militar subversivo y clandestino, al mando, ni más ni menos, que del segundo jefe de las FARC, uno de los terroristas más buscados por el que se ofrecía una millonaria recompensa; en medio de la selva ecuatoriana, que para saber de su localización, poder acceder y lograr la autorización para permanecer ahí fuese necesario sólo el interés académico de unos “estudiantes” mexicanos. ¡Qué estudiosos!

Valga la oportunidad para destacar el enorme repudio que la gran mayoría de los colombianos tienen por las FARC, grupo guerrillero con casi 50 años de vida que se mantiene gracias a las multimillonarias sumas de dinero obtenidas por el secuestro, la extorsión, el chantaje, el terrorismo y sobre todo, por el narcotráfico a los que se dedican desde hace décadas. Tales son sus verdaderas y reales razones de ser y existir: lo demás es demagogia. En Colombia todo mundo lo sabe, por eso respaldan a su sistema democrático, incluyendo partidos y gente de las izquierdas. Quien esto escribe vivió en éste país y le constan por experiencia dichas opiniones abrumadoramente mayoritarias en todas las clases sociales.

Esos “profesores” (como el papá de la mexicana activista de las FARC) lucen como sacerdotes de un culto ideológico, se empeñan en desubicar a los chicos de la realidad, en dotarlos de instrumentos y herramientas para otro sistema, el marxista-leninista, que ya no existe en ningún lado (salvo en los renegados y esperpénticos regímenes totalitarios de Corea del Norte y Cuba, donde los déspotas heredan el poder a hijos y hermanos), en lugar de ofrecerles medios e instrumentos para adaptarse, transformar y triunfar en su propia realidad, de enseñar sin prejuicios dogmáticos, ni moralismos pretendidamente superiores, en qué consiste y cómo funciona el sistema en que vivimos, y su respectiva crítica, por supuesto.

Porque si de juzgar moralmente se trata, el comunismo sería el primer condenado sin recurso de apelación alguno: basta ver sus siniestras secuelas. La crítica del capitalismo seguirá siendo no solamente necesaria, sino válida y benéfica, así es como ha evolucionado ese sistema. Al contrario de los países comunistas donde sólo campeaba una ideología y su partido único, en las democracias liberales siempre ha habido, y esperemos que siga habiendo, libertad de expresión, de crítica y de asociación aún para formar partidos antagónicos al capitalismo.

Las críticas al capitalismo, entre ellas el propio marxismo, siempre se han dado dentro de ese sistema: no es casual que Marx y Engels así lo hicieran desde Londres donde obtuvieron asilo y refugio. Las críticas al socialismo dentro de sistemas comunistas siempre han sido ferozmente reprimidas.

Estudiar al marxismo y a los países en donde se implantó el sistema comunista es viable como parte de la historia de las ideas o de las naciones, recordando porqué se colapsaron teórica y prácticamente; estudiarlo tal y como se hace con los otros totalitarismos del siglo XX, a saber, el nazismo y el fascismo.

Pero volvamos a nuestra inquietud: no creo que sea ni práctico ni moralmente válido enseñar a los estudiantes marxismo como si fuese la panacea, presentarlo como científico y verdadero, cuando no lo es, que ha sido contestado teórica, ideológica y políticamente, en todos los sentidos. El comunismo real se colapsó por implosión, es decir, ya no se podía sostener ni económica ni política ni, de manera fundamental, moralmente. Su legado es tan siniestro como el del  fascismo y del nazismo.

A los estudiantes, que en un futuro cercano estarán viéndoselas con la realidad que les tocará vivir, hay que dotarlos de herramientas e instrumentos válidos y útiles para encararla productiva, eficaz y éticamente, no mediante modelos que no puedan utilizar o aplicar por caducidad e inoperancia. Si desde ahora les enseñamos a enjuiciar despectiva y negativamente al sistema en el que habrán de trabajar, es de esperar que tengan serios problemas para adaptarse a la realidad y caigan en trampas de la fe revolucionaria como las tendidas por los profes profetas o las FARC.

Eso no quiere decir, ni mucho menos, que soslayemos la pobreza extrema en México, por ejemplo, esa lacra casi endémica en nuestro país que viene de muy atrás y de compleja naturaleza; es responsabilidad de todos atacarla y luchar contra ella, no con revoluciones ni rebeliones armadas, sino mediante reformas, voluntad y trabajo. Los países más desarrollados económica y socialmente tuvieron que haber vencido alguna vez la pobreza interna: Inglaterra tuvo muchos pobres algún día no muy lejano por cierto, Francia lo mismo y Chile, Singapur o Taiwán también.

A los profes marxistas, esos nostálgicos resentidos y melancólicos, hay que recordarles que la revolución armada ya no es viable, posible ni deseable; el comunismo se colapsó mundialmente en todos los ordenes, su fracaso no solo fue monumental sino particularmente criminal, genocida. Ya salgan de esa perenne rebeldía adolescente, paranoica y laberíntica: regresen a la realidad. Su extravío no les exime de la responsabilidad por extraviar a sus alumnos. Con un poco de paciencia y ganas, podrán recobrar la cordura y el sano juicio.

La democracia, aunque aún en pañales, llegó para quedarse junto al liberalismo social y de mercado, que dicho sea de paso, nunca ha logrado implantarse plena y debidamente en México; en nuestro país padecemos un sistema de mercado contrahecho por retazos y ocurrencias, amén de monopolios, duopolios y concentraciones vergonzosas de riqueza en unos pocos; hay que fortalecer y consolidar aquellas vías paralelas, no debilitarlas con aventuras mesiánicas, populistas ni caudillistas. Los cambios se implementan mediante reformas negociadas, pactadas y resueltas democrática, institucional y legalmente.

Lo que el sistema educativo en general y los profesores en particular deberíamos inculcar en los estudiantes son valores y actitudes democráticos, que propicien la tolerancia, el respeto a la diversidad, la igualdad social, la justicia, la resolución pacífica de los conflictos mediante el imperio de la ley en un régimen de derecho y de libertades.

89. Córdoba, la que mezcla el tiempo (Clarín.com del 28/01/01)

Clarín.com  »  Edición Domingo 28.01.2001  »  Zona  »  Córdoba, la que mezcla el tiempo
http://old.clarin.com/suplementos/zona/2001/01/28/z-00615.htm




LUGARES
Córdoba, la que mezcla el tiempo

Fundada en un acto de desobediencia. Crecida con una fuerte impronta conservadora y escenario de fuertes rebeliones. El centro de Córdoba es Patrimonio Histórico de la Humanidad y el pasado 2000 vivió una explosión de actividad cultural.

Por CARLOS DAMASO MARTINEZ. Escritor.
Recorrer las calles de la la ciudad de Córdoba es comprobar esa obvia certeza de que en las ciudades el tiempo no sólo transcurre. También se acumula, se desplaza y se superpone. El presente está allí y el pasado permanece, es visible. La simultaneidad de tiempos es palpable.

Hacia 1845, Sarmiento en el Facundo describía ciertas señas de identidad de Córdoba. Destacaba la presencia de un "bellísimo paseo" alrededor de un estanque rodeado de árboles y "encerrado bajo una reja de hierro forjado". Probablemente se refería al primer trazado de lo que hoy es el Paseo Sobremonte. La iglesia de la Compañía de Jesús y la Universidad, construida por los jesuitas entre 1600 y 1674, como la presencia de la catedral y otros conventos situados en pocas cuadras, le reafirmaban esa percepción inicial del paseo y le hacían ver a la ciudad entera como "un claustro encerrado entre barrancas". Para Sarmiento, Córdoba era una ciudad colonial que taponó sus oídos ante la Revolución de Mayo. Pero también para él, a partir de 1816 el "ilustrado y liberal Deán Funes" renovó los estudios universitarios y "la juventud cordobesa encaminó sus ideas por nuevas vías".

Esas primeras formas de la ciudad han sido siempre su centro histórico, uno de sus atractivos más ostensibles. Y en el presente, tal vez más que nunca, porque el año pasado la UNESCO declaró "Patrimonio Cultural de la Humanidad" a la manzana que reúne al templo de la Compañía de Jesús, la Universidad, el Colegio Monserrat y a las estancias jesuíticas situadas en el territorio provincial. Pocos años antes de la llegada de los misioneros de Ignacio de Loyola, la ciudad había sido creada por Jerónimo Luis de Cabrera, un 6 de julio de 1573, en un acto de arrojo y desobediencia. Cabrera por ese entonces era gobernador de Tucumán, una avanzada del virreinato del Perú.

Sin órdenes expresas dejó su puesto y se aventuró más hacia el sur, donde luego de luchar contra los indios comechingones, fundó, junto al río conocido por los indígenas como Suquía, un poblado que llamó Córdoba de la Nueva Andalucía. Por este hecho inconsulto fue ajusticiado un año después por orden del virrey.

Si alguien recorre hoy la ciudad puede comprobar que la arquitectura de su etapa fundacional —y la de los siglos XVII, XVIII y XIX—, alcanza a cubrir unas escasas manzanas y mantiene a grandes trazos ese perfil que observaba Sarmiento. No es casual que por la existencia de tantas iglesias y monasterios, uno de sus poetas locales más venerado, Arturo Capdevila, la llamó "la ciudad de las campanas".

Como todo espacio urbano, Córdoba tiene su plaza principal, el Cabildo y la Catedral. El monumento a San Martín en su centro (erigido hacia 1916) da el nombre a la plaza, cuyo primer trazado se remonta al año de 1577. A su alrededor, durante centurias, ha palpitado la vida pública cordobesa y se encuentran algunas casas de comercios y bancos, dos hoteles importantes (el Plaza y el que fuera el Palace), el Teatro Real, un par de confiterías y la entrada de una galería comercial. El antiguo Cabildo (terminado de construir a fines del siglo XVIII por el Marqués de Sobremonte) fue, durante mucho tiempo, la sede de la jefatura policial de la provincia y hasta hace algunos años se podían ver en su frontispicio las huellas de las metrallas de un duro combate durante la llamada "Revolución Libertadora", de 1955. Hoy es uno de los centros culturales más concurridos de la ciudad.

Entre el Cabildo y la Catedral está el pasaje Santa Catalina, una callecita empedrada que en la antigüedad fue lugar de fusilamientos y caballería policial, y durante la época de la dictadura militar, entrada furtiva de presos políticos que engrosaron las listas de desaparecidos.

La Catedral es sin duda el emblema de la arquitectura cordobesa. Si se la mira desde la plaza pueden contemplarse sus torres imponentes y la majestuosa cúpula. Se comenzó a construir en 1574 y se concluyó dos siglos después, lo que explica la superposición de estilos, esa mezcla de barroco y formas románicas.

También frente a la plaza, sobre la calle Rosario de Santa Fe, se conserva el Oratorio del Obispo Mercadillo, una angosta y singular construcción del siglo XVII. Actualmente restaurada, contrasta con la vecina modernidad del complejo arquitectónico del Centro Municipal de Exposiciones, inaugurado en 1980. Por este edificio, el Teatro Real y el Cabildo transcurre, entre otros espacios, la intensa actividad cultural que vive últimamente la ciudad.

Para quienes viven o han vivido muchos años en Córdoba, transitar por la antigua manzana de los jesuitas es tal vez un acto más. Es probable que para los alumnos del Colegio Monserrat, o para quienes alguna vez cursaron Derecho en las aulas del tradicional edificio de la Universidad, sea más difícil aún apreciar su valor histórico. Se hace necesario buscar el apropiado distanciamiento para afinar la percepción.

Las visitas guiadas que ofrece gratuitamente la Dirección de Promoción del Turismo se inician recorriendo la Iglesia de la Compañía de Jesús, el templo más antiguo de la Argentina, construido entre 1640 y 1671. En poco más de una hora es posible apreciar el diseño, los frisos, las capillas, el retablo y la originalidad de los techos de la cúpula y la bóveda de la nave, que fueron realizados por el jesuita Phillipe Lemair, a modo de una quilla de barco invertida, armada con maderas traídas del Paraguay. Gracias al trabajo de preservación histórica se hace visible la unidad espacial y funcional de la edificación jesuita, que reunía —e intercomunicaba— la Iglesia, el noviciado, el colegio, la residencia y la sede del provincialato de la orden. Contigua a la iglesia principal, hacia su derecha, se encuentra una capilla destinada a los indios y a los esclavos negros. Respetuosos de las estructuras de clase de la época, hacia el lado izquierdo del templo principal los curas habían construido otra capilla para los colonos españoles. En este espacio se levantó después el majestuoso Salón de Grados de la Universidad.

Hacia el centro de la manzana se encuentra la llamada Capilla Doméstica, erigida sobre una primitiva ermita. Se ha recuperado el antiguo acceso que comunicaba la Iglesia y estas capillas con el recinto de la Universidad, creada en 1613, lo que la convierte en la más antigua del país y en una de las primeras de América del Sur, y por la cual Córdoba adquirió el calificativo de La Docta. En su primer piso se encuentra la Biblioteca Mayor, que conserva una rica colección de incunables, y la biblioteca personal de Dalmacio Vélez Sársfield. Pueden contemplarse, además, unos 400 volúmenes de los libros de la biblioteca jesuita original, que retornaron desde Buenos Aires el año pasado.

Por otros pasillos y galerías se llega al Colegio Nacional de Monserrat, donde estudiaron algunas figuras ilustres como el Deán Gregorio Funes, Juan José Paso y el general José María Paz. Aunque hay otros alumnos menos venerables que hicieron historia, como el dictador del Paraguay, José Gaspar Rodríguez de Francia. Se sabe, y es leyenda ya, que por debajo del Colegio Monserrat se encuentra una de las entradas a los túneles que recorren el centro cordobés uniendo, como un sinuoso laberinto, iglesias y conventos. Sarmiento relata una breve anécdota de crueldad que ocurre en esas profundidades y que tiene como protagonista al por entonces estudiante y futuro dictador paraguayo, que Augusto Roa Bastos recrea en su famosa novela Yo, el supremo. Esos túneles fueron además noticia en épocas de violencia política y se llegó a hablar de que podrían haberse usado para colocar explosivos.

Córdoba se fundó en una hondonada, en el valle del Suquía, y en su desarrollo urbano fue adquiriendo una "topografía curiosa", como señala el historiador cordobés Roberto A. Ferrero. Por eso, durante muchos años, fue muy popular llamar a la ciudad simplemente "el pozo". Alguno de los intelectuales locales, como Alfredo Terzaga, ha preferido usar la metáfora del "embudo" y otros hasta la de "plato sopero". Daniel Moyano, escritor argentino que vivió su infancia en la provincia, empieza su novela Una luz muy lejana, destacando esta peculiaridad. "Desde los bordes —dice—, adonde le gustaba ir y sentarse durante horas para mirar, la ciudad parecía distinta.(...) Las iglesias, generalmente altas, parecían otras tantas fábricas despidiendo humo por sus chimeneas. La ciudad, además, tenía una aureola, como si fuese la cabeza de un gran santo".

Esta mirada de Moyano se corresponde con la Córdoba ya industrial de los años sesenta. Todavía hoy, si se llega por la ruta 9 se pueden contemplar, desde las barrancas del barrio Maipú, los vestigios de esa ciudad pozo. Pero como señala Ferrero, esa visión es ahora un anacronismo. La ciudad se ha extendido desde el centro del "pozo" hacia las barrancas que la rodean y es "un conglomerado cuyos confines no alcanza a percibir la mirada".

Hacia fines del siglo XIX, Córdoba no quedó al margen de los cambios producidos en el país. Vivió los avatares renovadores de la llegada del ferrocarril en l870, la fundación de la Academia de Ciencias y la construcción del Observatorio Astronómico. Sin embargo, recién empezaron a darse cambios urbanos más importantes entre 1910 y 1920, cuando se establecieron algunas industrias manufactureras y se produjo la Reforma Universitaria de 19l8. Protagonizada por los estudiantes, sus ideas de autonomía universitaria se extendieron por todas las universidades de la Argentina y Latinoamericana.

Durante la década del veinte las calles Colón y General Paz se hicieron avenidas, comenzaron a construirse nuevos barrios y la ciudad fue prolongándose hacia las barrancas que la rodeaban. Las denominaciones de barrios en "altos" y "bajos" tiene que ver con esta peculiaridad. Por ejemplo, Alta Córdoba, Alto Alberdi y Bajo General Paz. El Parque Sarmiento y el Zoológico se realizaron aprovechando una de las barrancas más altas.

El arroyo que cruzaba la ciudad, y continuamente se desbordaba, fue encauzado y se convirtió en ese canal de piedras blancas llamado la Cañada, quizás una de las marcas más claras de identidad urbana. Es una de las avenidas más bellas de la ciudad. Caminar bajo la sombra de las frondosas acacias que la bordean y asomarse de tanto en tanto para mirar el hilo de agua que la recorre, forma parte del placer del caminante. Así como la Cañada, un lugar especial de la ciudad es el Paseo Sobremonte. Aunque no conserva el lago al que alude Sarmiento, los añosos plátanos que lo conforman y los próximos edificios de Tribunales y la Municipalidad, contribuyen a afianzar su "aura" urbana.

Si bien hacia 1930 ya se habían creado la Fábrica Militar de Aviones y DINFIA, dos empresas estatales, con la instalación de la industria automotriz privada en los 50 es cuando la ciudad se moderniza y desarrolla. A los barrios de la burguesía y la clase media —como Nueva Córdoba, Cerro de las Rosas o Alta Córdoba—, se les van a ir sumando hacia la periferia, y cercanos a las fábricas, los barrios obreros.

La zona arquitectónica más europea y próxima al centro es Nueva Córdoba. En torno de la Plaza España se construyeron casas y edificios de estilo francés. Uno de los que se destaca es el Palacio Ferreira, realizado hacia 1916 para residencia. Se comenta que durante su estada en la ciudad vivió allí Lawrence Durrell.

Otro es el edificio del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa, de la misma época, diseñado por el arquitecto Juan Kronfuss. En un predio cercano, en 1946 fue edificada la Ciudad Universitaria, por la Fundación Eva Perón.

Entre los barrios populares están San Vicente, famoso por sus carnavales y por la picaresca urbana que la dramaturgia cordobesa supo rescatar, y el Barrio Clínicas, territorio de pensiones de estudiantes provincianos y latinoamericanos, ubicado en la cercanía del Hospital de Clínicas. Como decía el ensayista José Aricó, Córdoba es una zona de fronteras. Y el Barrio Clínicas supo reunir estudiantes que venían de distintas fronteras. También fue el escenario de numerosas revueltas estudiantiles y lugar de mayor resistencia popular durante el Cordobazo, de 1969.

Córdoba tiene más de 1.300.000 habitantes y ha cambiado mucho. Es una ciudad moderna, tal vez la más importante del interior. Los estudiantes ya no habitan el Barrio Clínicas: los nuevos jóvenes que vienen a estudiar, se ubican ahora en confortables departamentos de Nueva Córdoba, un barrio que en una época reunía a familias de la clase media alta y ahora es zona también de restaurantes, y pubs.

En las últimas décadas hubo grandes transformaciones urbanas. En los 80 se remodelaron peatonales, calles del centro histórico, la Plaza España y otros paseos. Luego, en los 90, llegaron los shoppings, que no lograron reemplazar del todo a las tradicionales galerías del centro.

Durante estos últimos años, Córdoba tuvo también su gran artista. Antonio Seguí colocó sus monumentales esculturas ("El hombre urbano", "La mujer urbana" y "Los Niños Urbanos") en puntos estratégicos de la ciudad. También se sumaron las costaneras del Río Primero o Suquía, que permite recorrer la ciudad de una punta a otra, entre otras obras que la permiten transitar con mayor rapidez. Y si a esto se le suma la intensa actividad cultural —festival de teatro, conciertos, conferencias— realizada durante 2000, podría decirse que la ciudad ha dejado de ser, ya hace tiempo, el "claustro encerrado entre barrancas" que veía Sarmiento.

88. LA CONTRAARGUMENTACIÓN

https://castellano-eap.wikispaces.com/La+contra+argumentaci%C3%B3n


La contra argumentación


1. La argumentación es:

La argumentación es la defensa de una opinión con la cual podemos persuadir un receptor que esta relacionado con los siguientes aspectos: la lógica, la dialéctica y retorica. la logica: es el razonamiento humano. la dialéctica: procedimiento que se pone para probar algo. y, la retórica: es el uso de recursos lingüísticos con que podemos persuadir los afectos, las emociones, las sugestiones, entre otras.

También se puede decir que la argumentación es un tipo de exposición que tiene como finalidad defender con razonamiento una tesis, es decir, una idea que se quiere probar.


2. Clases de argumentación

3. Usos de la argumentación 

Se usa para dar otro enfoque a la tesis,desacreditando por medio de contra argumentos la tesis planteada primeramente; negando así el primer argumento, para poner
su propia tesis basada en la conclusion que se ha llegado.(leandra) mas que todo esto de trata de un complejo modelo y de análisis en la que subyace una concepción
estructura del raciocinio y los usos de racionalidad humana también es una concepción sobre la aplicación de la lógica y conceptos específicos también basada en el respeto y la verdad.


4. La contra argumentación

5. Estructura de la contra argumentación

Son textos argumentativos aquellos que tienen como finalidad convencer a alguien sobre algo con razones que se desarrollan siguiendo unas estructuras y recursos determinados.

la contra-argumentación consiste en hacer notar los errores de la argumentación contraria.

también debemos tener en cuenta para una contra-argumentación ensayos y documentos que nos ayude a probar lo que decimos.

en una contra-argumentación se habla con seguridad de lo que se esta diciendo para así tumbar la argumentación contraria con nuestras pruebas y todo lo que presentemos en el momento que hacemos una contra-argumentación.



6. Usos de la contra argumentación

7. Bibliografía
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