BIENVENIDOS AL BLOG CON LOS APUNTES DE LIBÉLULA desde el 18 de enero de 2009


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EL
18 DE ENERO DE 2009 COMENCÉ A POSTEAR LOS EJERCICIOS REALIZADOS EN EL TALLER LITERARIO DE *EL CLUB DE LOS POETAS VIVOS*, UN GRUPO DE MSN, QUE ME QUEDARON DE RECUERDO DE AQUELLA ÉPOCA INOLVIDABLE, MUY CREATIVA Y DE GRAN AMISTAD.

Después de publicar los ejercicios literarios, me dediqué a postear textos que me interesaron por su contenido sobre diversos temas humanísticos.

SI ALGÚN VISITANTE OSADO QUIERE HACER LOS EJERCICIOS EN LOS COMENTARIOS, ME ENCANTARÁ COMENTARLO Y/O AGREGARLO.





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jueves, 25 de julio de 2013

90. LA ENSEÑANZA DEL MARXISMO ACTUALMENTE por Federico Zertuche González


 http://www.destiempos.com/n14/federicozertuche_14.htm

Federico Zertuche González, estudió derecho en la Escuela Libre de Derecho de México, D.F., ha sido profesor de Historia de México en el I.T.E.S.M., campus Monterrey, N.L,, así como en la Universidad de Monterrey, antigua Facultad de Derecho de las materias Teoría del Estado, Ideas Políticas y Derecho Internacional Privado. También profesor de Literatura e Historia de México en el Liceo Michoacano de Morelia. Funcionario de la S.R.E. en Asuntos Culturales. Miembro del Servicio Exterior Mexicano de 1980 a 1992, sirviendo en las Embajadas de México en Ecuador, Estados Unidos de América y en Colombia, donde se desempeñó como Agregado Cultural y Primer Secretario para asuntos políticos. Es periodista cultural e internacional, ha sido editor de la revista Bien Común, y colaborador en diversos periódicos y revistas. Finalista al Premio Octavio Paz 1998.



LA ENSEÑANZA DEL MARXISMO ACTUALMENTE por Federico Zertuche González

Es notable y digno de mención que en algunos bachilleratos y universidades mexicanos todavía se impartan clases de marxismo como paradigma o modelo a realizar, al tiempo de recurrir al análisis marxista para estudiar filosofía, historia y economía, así como otras ciencias y disciplinas, como si tuviese plena vigencia y siguiera siendo válido filosófica, científica, ideológica y políticamente.

Aparte de que efectivamente desde hace muchas décadas el marxismo ha sido plenamente contestado y demolido filosófica y científicamente, puestos en evidencia sus falacias y erróneos fundamentos y caer en desuso como teoría o método de análisis con pretensiones científicas; más contundente aún resultó el fracaso de su práctica política en los llamados países de socialismo real: el colapso del comunismo fue escandaloso y patético, una terrible lección que la humanidad no debe olvidar y que vino a confirmar las contradicciones y falacias de sus bases teóricas e ideológicas.

En efecto, los países que padecieron el comunismo real no solo terminaron en estruendosa quiebra económica y devastación ecológica, sino que sus pueblos sufrieron interminables quebrantos en todos sus derechos humanos, conculcadas sus libertades políticas, económicas, civiles, religiosas, individuales y sociales: violados sistemáticamente por dictaduras de partido único amparadas por legislaciones arbitrarias y despóticas cuyos aparatos policiacos represivos y criminales se encargaban de ejecutarlas despiadadamente.

Los múltiples y elocuentes testimonios de campos de concentración y exterminio como el Gulag o Kolima, así como de la sistemática vigilancia y represión de las policías políticas (KGB, Stassi, et al) en contra de la población son innumerables, fehacientes y altamente dramáticos; han sido documentados por las propias víctimas, sus familiares, intelectuales, periodistas e historiadores que han puesto en evidencia los crímenes cometidos para que no sean olvidados y dejar testimonio aleccionador.

El dramatismo de los acontecimientos que provocaron la caída del Muro de Berlín, los hechos previos y posteriores, simbolizan el colapso mundial del comunismo, su rotundo fracaso, la estela de sufrimiento, muerte e innumerables pérdidas humanas y materiales que supusieron sus regímenes: esa pesadilla del siglo XX que sacrificara en el altar de las ideas abstractas a millones de personas concretas, como diría Enrique Krauze.

Y aún así, no obstante toda la inmundicia salida de las cloacas de esos sistemas luego de su colapso, pululan todavía en México algunos comunistas trasnochados anclados en la última glaciación ideológica, que persisten en seguir adoctrinando a los chicos de bachilleres o de universidad (verdaderos cautivos ideológicos), en marxismo y análisis marxista como si fuese la panacea y el ideal a seguir, al tiempo de denostar y presentar como contradictorio, criminal y malvado al capitalismo; es decir, enseñan a los alumnos a despreciar el sistema en el que viven y a calificarlo moralmente como malo y perverso. Del socialismo real, ni una crítica enderezan.

Inculcan en los jóvenes estudiantes, (explotando el idealismo romántico y justiciero propio de su edad), resentimientos, odios e impulsos reivindicatorios al adoctrinarlos mediante ideas seudo científicas como la lucha de clases, el materialismo dialéctico, la necesidad de la revolución violenta para derrocar al sistema burgués, la dictadura del proletariado, la abolición de las clases sociales y de la propiedad privada, el determinismo y monismo económico que pregonan y la instauración del comunismo como panacea liberadora de la explotación capitalista.

No es casual ni debe sorprendernos constatar la presencia de “estudiantes” mexicanos en campamentos clandestinos de guerrilleros de las FARC, levantadas en armas en contra del gobierno legítimo y democráticamente elegido de Colombia, asentados en territorio del Ecuador con la connivencia del gobierno de éste país y apoyados por el sátrapa de Venezuela.

El padre de una de las mexicanas heridas en dicho campamento justifica su presencia alegando que su hija estaba “estudiando”, realizando una “investigación académica”,(aunque se sabe que hace muchos años que dejó la Universidad al concluir el ciclo escolar), justo en un campamento militar subversivo y clandestino, al mando, ni más ni menos, que del segundo jefe de las FARC, uno de los terroristas más buscados por el que se ofrecía una millonaria recompensa; en medio de la selva ecuatoriana, que para saber de su localización, poder acceder y lograr la autorización para permanecer ahí fuese necesario sólo el interés académico de unos “estudiantes” mexicanos. ¡Qué estudiosos!

Valga la oportunidad para destacar el enorme repudio que la gran mayoría de los colombianos tienen por las FARC, grupo guerrillero con casi 50 años de vida que se mantiene gracias a las multimillonarias sumas de dinero obtenidas por el secuestro, la extorsión, el chantaje, el terrorismo y sobre todo, por el narcotráfico a los que se dedican desde hace décadas. Tales son sus verdaderas y reales razones de ser y existir: lo demás es demagogia. En Colombia todo mundo lo sabe, por eso respaldan a su sistema democrático, incluyendo partidos y gente de las izquierdas. Quien esto escribe vivió en éste país y le constan por experiencia dichas opiniones abrumadoramente mayoritarias en todas las clases sociales.

Esos “profesores” (como el papá de la mexicana activista de las FARC) lucen como sacerdotes de un culto ideológico, se empeñan en desubicar a los chicos de la realidad, en dotarlos de instrumentos y herramientas para otro sistema, el marxista-leninista, que ya no existe en ningún lado (salvo en los renegados y esperpénticos regímenes totalitarios de Corea del Norte y Cuba, donde los déspotas heredan el poder a hijos y hermanos), en lugar de ofrecerles medios e instrumentos para adaptarse, transformar y triunfar en su propia realidad, de enseñar sin prejuicios dogmáticos, ni moralismos pretendidamente superiores, en qué consiste y cómo funciona el sistema en que vivimos, y su respectiva crítica, por supuesto.

Porque si de juzgar moralmente se trata, el comunismo sería el primer condenado sin recurso de apelación alguno: basta ver sus siniestras secuelas. La crítica del capitalismo seguirá siendo no solamente necesaria, sino válida y benéfica, así es como ha evolucionado ese sistema. Al contrario de los países comunistas donde sólo campeaba una ideología y su partido único, en las democracias liberales siempre ha habido, y esperemos que siga habiendo, libertad de expresión, de crítica y de asociación aún para formar partidos antagónicos al capitalismo.

Las críticas al capitalismo, entre ellas el propio marxismo, siempre se han dado dentro de ese sistema: no es casual que Marx y Engels así lo hicieran desde Londres donde obtuvieron asilo y refugio. Las críticas al socialismo dentro de sistemas comunistas siempre han sido ferozmente reprimidas.

Estudiar al marxismo y a los países en donde se implantó el sistema comunista es viable como parte de la historia de las ideas o de las naciones, recordando porqué se colapsaron teórica y prácticamente; estudiarlo tal y como se hace con los otros totalitarismos del siglo XX, a saber, el nazismo y el fascismo.

Pero volvamos a nuestra inquietud: no creo que sea ni práctico ni moralmente válido enseñar a los estudiantes marxismo como si fuese la panacea, presentarlo como científico y verdadero, cuando no lo es, que ha sido contestado teórica, ideológica y políticamente, en todos los sentidos. El comunismo real se colapsó por implosión, es decir, ya no se podía sostener ni económica ni política ni, de manera fundamental, moralmente. Su legado es tan siniestro como el del  fascismo y del nazismo.

A los estudiantes, que en un futuro cercano estarán viéndoselas con la realidad que les tocará vivir, hay que dotarlos de herramientas e instrumentos válidos y útiles para encararla productiva, eficaz y éticamente, no mediante modelos que no puedan utilizar o aplicar por caducidad e inoperancia. Si desde ahora les enseñamos a enjuiciar despectiva y negativamente al sistema en el que habrán de trabajar, es de esperar que tengan serios problemas para adaptarse a la realidad y caigan en trampas de la fe revolucionaria como las tendidas por los profes profetas o las FARC.

Eso no quiere decir, ni mucho menos, que soslayemos la pobreza extrema en México, por ejemplo, esa lacra casi endémica en nuestro país que viene de muy atrás y de compleja naturaleza; es responsabilidad de todos atacarla y luchar contra ella, no con revoluciones ni rebeliones armadas, sino mediante reformas, voluntad y trabajo. Los países más desarrollados económica y socialmente tuvieron que haber vencido alguna vez la pobreza interna: Inglaterra tuvo muchos pobres algún día no muy lejano por cierto, Francia lo mismo y Chile, Singapur o Taiwán también.

A los profes marxistas, esos nostálgicos resentidos y melancólicos, hay que recordarles que la revolución armada ya no es viable, posible ni deseable; el comunismo se colapsó mundialmente en todos los ordenes, su fracaso no solo fue monumental sino particularmente criminal, genocida. Ya salgan de esa perenne rebeldía adolescente, paranoica y laberíntica: regresen a la realidad. Su extravío no les exime de la responsabilidad por extraviar a sus alumnos. Con un poco de paciencia y ganas, podrán recobrar la cordura y el sano juicio.

La democracia, aunque aún en pañales, llegó para quedarse junto al liberalismo social y de mercado, que dicho sea de paso, nunca ha logrado implantarse plena y debidamente en México; en nuestro país padecemos un sistema de mercado contrahecho por retazos y ocurrencias, amén de monopolios, duopolios y concentraciones vergonzosas de riqueza en unos pocos; hay que fortalecer y consolidar aquellas vías paralelas, no debilitarlas con aventuras mesiánicas, populistas ni caudillistas. Los cambios se implementan mediante reformas negociadas, pactadas y resueltas democrática, institucional y legalmente.

Lo que el sistema educativo en general y los profesores en particular deberíamos inculcar en los estudiantes son valores y actitudes democráticos, que propicien la tolerancia, el respeto a la diversidad, la igualdad social, la justicia, la resolución pacífica de los conflictos mediante el imperio de la ley en un régimen de derecho y de libertades.

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